
Lo lógico, cuando se piensa intervenir una casa, es hablar primero con quienes la habitan. Sin embargo, esa lógica no se ha aplicado en los planes actuales sobre el futuro del Estadio Quisqueya Juan Marichal.
En el legendario estadio se discute levantar un nuevo parque de pelota o apostar a una remodelación profunda. Y los Tigres del Licey, inquilinos del vetusto recinto por siete décadas, aseguran que no han sido tomados en cuenta.
El presidente del club, Miguel Guerra, manifestó su malestar por lo que considera una exclusión innecesaria.
“La principal inquietud de nuestra organización radica en que el Licey no ha sido consultado sobre los aspectos más relevantes del posible diseño del nuevo estadio. No hemos tenido acceso a un ‘master plan’ ni a una maqueta o diseño simulado del proyecto”, señaló Guerra al Listín Diario.
“El Licey, que representa entre el 45% y el 50% de la fanaticada del país y ha sido inquilino del estadio durante más de 70 años, no ha sido considerado en ninguna de las decisiones ni evaluaciones realizadas hasta el momento. Esta falta de inclusión genera suspicacias innecesarias”, agregó Guerra.
Detalla Moises Mejía en el Listin Diario que en junio pasado, el presidente Luis Abinader emitió el Decreto 306-25, que creó una Comisión Evaluadora para ponderar la construcción de un estadio moderno en el entorno del Ensanche La Fe, donde hoy se sitúa el Quisqueya.
Esa comisión está presidida por el exjuez Jorge Subero Isa, e incluye juristas y técnicos que trabajan en aspectos legales, urbanos y financieros. Su objetivo es analizar la factibilidad y viabilidad de la obra, antes de tomar cualquier decisión definitiva.
Guerra dijo que respeta y respalda la creación de esa comisión, y que no tiene objeciones a la labor que realiza Subero Isa y su equipo.
“Confiamos plenamente en la integridad del doctor Subero Isa y de los demás miembros de la comisión. Sabemos que están trabajando de manera meticulosa”, expresó.
Para Guerra, el hecho de que la comisión pueda retrasar el proceso inicial no es negativo, ya que se trata de garantizar una evaluación sólida y sin improvisaciones.
¿Un nuevo estadio?
El presidente del Licey admitió que resulta atractivo soñar con un estadio nuevo, sobre todo cuando se piensa que el Quisqueya fue inaugurado en 1955.
“Quienes hemos visitado modernos estadios de las Ligas Menores y Mayores anhelamos contar con un recinto más contemporáneo, que ofrezca mejores facilidades”, indicó.
Sin embargo, puso sobre la mesa las complicaciones que implicaría una construcción desde cero.
“Desde sus inicios, este proyecto parece más un desarrollo inmobiliario que la creación de un nuevo estadio”, advirtió Guerra.
Para él, lo más viable es una remodelación que pueda realizarse en un plazo de seis a siete meses, sin interrumpir el béisbol invernal.
“La construcción de un nuevo estadio presentaría importantes desafíos logísticos y financieros. En cambio, una renovación modesta sería más factible y mucho menos costosa”, apuntó.
Guerra insistió en que aspectos clave como los accesos, parqueos y transporte público deben ser garantizados en cualquier escenario, ya sea con un estadio nuevo o con la modernización del Quisqueya. Y recalcó que, en el contexto económico actual del país, resulta más sensato mejorar lo existente que embarcarse en una obra colosal.