
Cada día, en el planeta se consumen alrededor de 3,000 millones de tazas de café, lo que lo convierte en una de las bebidas más populares y comercializadas a nivel global. Sin embargo, en los últimos años los precios han registrado un aumento considerable, en gran parte debido a la crisis climática y a la inestabilidad en los mercados internacionales.
En Alemania, uno de los países europeos con mayor consumo de café per cápita, el café tostado ha incrementado su precio en un 43% respecto al año pasado. La empresa Berlina Café Rosterai, con más de 26 años en el negocio, asegura que no reducirá la calidad del producto a pesar de los altos costos de compra. Su estrategia es mantener precios fijos hasta agotar la actual cosecha, confiando en la fidelidad de sus clientes habituales.
El peso del cambio climático
El factor más determinante en este alza es el cambio climático, que afecta directamente a países productores como Brasil, Colombia, Yemen y Etiopía. En Brasil, el mayor exportador mundial de café arábica, las heladas y los incendios han destruido cerca de una quinta parte de la cosecha. La escasez provocada por estas condiciones extremas disparó los precios en el mercado internacional.
La situación se agrava porque los patrones climáticos son cada vez más impredecibles: cuando debería llover, no lo hace, y en temporadas secas, se presentan lluvias intensas que perjudican las plantaciones.
Comercio internacional y consumo en alza
A esta problemática se suman las tensiones comerciales. Las medidas arancelarias impulsadas en el pasado por la administración de Donald Trump redujeron la importación de café brasileño hacia Estados Unidos, desplazando a Alemania como principal comprador del grano. Europa, con países como Finlandia y Luxemburgo a la cabeza en consumo per cápita, se ha consolidado como el mercado más fuerte para el café de origen brasileño.
El reto de un café resiliente
Los expertos coinciden en que el futuro del café depende de encontrar fórmulas para hacerlo más resiliente al clima. Esto incluye trasladar los cultivos a zonas más altas y frías, así como implementar la agroforestación, un sistema que integra árboles para proporcionar sombra y protección a las plantaciones.
Sin embargo, estas soluciones requieren inversiones significativas en infraestructura y pueden tardar años en dar resultados. Mientras tanto, los precios seguirán reflejando no solo los costos de producción y exportación, sino también la incertidumbre que acompaña a este mercado.
Una taza cada vez más cara
Aunque el café es uno de los productos agrícolas más consumidos y rentables del mundo, el aumento en los precios no se traduce necesariamente en mejores ingresos para los productores. Muchos siguen enfrentando condiciones económicas precarias pese al encarecimiento del grano.
Lo que sí parece inevitable es que la taza de café matutina, símbolo cotidiano en millones de hogares, seguirá aumentando de precio en los próximos años.