
La parálisis presupuestaria del gobierno de Estados Unidos entró este lunes en su segunda semana, sin un final cercano a la vista, mientras la Casa Blanca volvió a amenazar con comenzar a despedir a funcionarios públicos si la oposición demócrata no cede.
Cada bando se aferra a sus posiciones y se culpa mutuamente desde el inicio el miércoles del denominado «shutdown» o cierre del gobierno. El país se sumerge en una parálisis con consecuencias mucho más que políticas.
Si bien Donald Trump anunció la noche del domingo que comenzaron los despidos definitivos de funcionarios, en línea con sus amenazas, la portavoz de la Casa Blanca afirmó el lunes que el presidente estadounidense se refería en realidad a los despidos técnicos temporales que se producen siempre que hay un «shutdown» debido a la falta de financiación.
«Pero, lamentablemente, si este ‘cierre’ continúa, los despidos serán una consecuencia desafortunada», advirtió.
– «Inconcebible» –
Los empleados federales son los más afectados por el cierre. Además de las amenazas de despidos del presidente, cerca de dos millones de funcionarios no podrán cobrar su sueldo hasta que el Congreso apruebe un presupuesto.
«Es muy posible que este cierre dure semanas, no solo unos días», estimó Andrew Koneschusky, exasesor del líder demócrata Chuck Schumer.
«Por ahora, ambas partes se mantienen firmes y se habla muy poco de compromisos. Las cosas siempre pueden cambiar (…) pero por el momento ninguna parece dispuesta a ceder», declaró a la AFP este especialista en comunicación de crisis.
Para resolver la crisis, los republicanos proponen una prórroga del presupuesto actual hasta finales de noviembre, mientras que los demócratas insisten en aumentar la financiación de programas de seguro médico para la población más desfavorecida.
Para Michael Strain, economista del centro de estudios conservador American Enterprise Institute, es «inconcebible» que el cierre pueda durar varios meses. Argumenta la falta de remuneración del personal militar —en un país donde éstos ocupan un lugar especial en la conciencia pública— como un factor importante en la presión política que enfrentarán los legisladores.
Los estadounidenses que planean viajar en las próximas semanas también podrían ver interrumpidos sus vuelos debido a la escasez de agentes de seguridad del transporte o controladores aéreos, lo que provocaría retrasos y cancelaciones.
– «Máximo sufrimiento» –
El cierre actual, iniciado hace sólo seis días, está lejos aún de alcanzar un récord. Entre diciembre de 2018 y enero de 2019, durante su primer gobierno, Trump tuvo que encarar un «shutdown» de 35 días.
Sin embargo, el presidente republicano está implementando una estrategia de «máximo sufrimiento» hacia la oposición, según algunos observadores, incluida la congelación de fondos federales para estados demócratas.
La intransigencia del magnate es una razón de peso para creer que este cierre gubernamental va a ser el más largo de la historia, sostuvo James Druckman, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Rochester.
«La administración Trump cree tener un mandato sin límites y, por lo tanto, generalmente no está abierta a acuerdos», dijo a la AFP.
Por su parte, «los demócratas han sido criticados por no luchar lo suficiente» contra el presidente, agregó el docente.
En marzo, ante la amenaza de un cierre gubernamental inminente, diez senadores demócratas votaron a regañadientes a favor de un proyecto de ley republicano, lo que produjo fuertes críticas en su propio campo.
Esa concesión «no produjo resultados positivos para los demócratas», apuntó Druckman. Por ello es que esta vez «están más inclinados a mantenerse firmes».
A pesar de todo, los republicanos esperan persuadir a suficientes senadores demócratas como para que se alcance el umbral de 60 de los 100 votos de la cámara necesarios para superar el bloqueo.
Hasta el viernes, su proyecto de ley solo había obtenido 54 apoyos, incluidos tres de la oposición.
Una nueva votación está prevista para la tarde del lunes, pero no se espera ningún avance.