
La muerte del ciudadano chino Huabing Xie, ocurrida el pasado 29 de septiembre, elevó a 22 el número de personas fallecidas bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante el año fiscal 2025, cerrando con la mayor cifra de decesos en 20 años.
Más de la mitad de las víctimas eran latinos, y entre ellas se cuentan los dos migrantes abatidos por un francotirador en una oficina del ICE en Dallas el mes pasado. El récord anterior se registró en 2004, con 32 muertes, poco después de la creación del organismo.
Las organizaciones de derechos humanos advierten que los nuevos datos confirman el deterioro de las condiciones en los centros de detención, que se han agravado desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Según la coalición Detention Watch Network, “es alarmante que en apenas nueve meses de esta administración ya casi se alcance el total de muertes ocurridas durante todo el Gobierno de Biden”.
Actualmente, el ICE alberga a más de 60,000 detenidos, y el presidente Trump ha manifestado su intención de ampliar la capacidad para realizar hasta 3,000 arrestos diarios, en busca de la mayor deportación masiva en la historia del país.
Sin embargo, los centros están saturados, con escasez de personal médico y recursos básicos. Se denuncian casos de falta de atención sanitaria, ausencia de medicamentos esenciales, mala alimentación y condiciones insalubres. Un informe del senador demócrata Jon Ossoff expuso situaciones de abuso físico y sexual, maltrato a mujeres embarazadas, deficiencias médicas, hacinamiento y negación de acceso a abogados.
Tres de las muertes registradas en 2025 fueron suicidios, presuntamente vinculados a las condiciones de encierro y al trato recibido. El ICE, por su parte, sostiene que los detenidos reciben “atención médica integral y alimentación adecuada”.
Historias de dolor y negligencia
Entre los casos más conmovedores está el de Ismael Ayala-Uribe, un mexicano de 39 años que falleció en septiembre tras ser detenido en California. Su madre relató entre lágrimas que su hijo, quien había vivido 34 años en Estados Unidos, se deterioró visiblemente durante su reclusión y no recibió la ayuda médica que necesitaba. “Me dijo: mamá, ya no aguanto más”, recordó.
Otro caso bajo investigación es el de Santos Reyes Banegas, hondureño de 42 años, quien murió apenas un día después de su arresto en Nueva York. Aunque el ICE alegó una “insuficiencia hepática”, la familia rechaza esa versión y exige una investigación independiente.
Supervisión en riesgo por cierre del Gobierno
La situación podría empeorar ante el cierre parcial del Gobierno federal, que ha suspendido temporalmente las funciones de la Oficina de Supervisión de Detenciones, encargada de inspeccionar los centros del ICE. Sin esta supervisión, las condiciones en los centros podrían degradarse aún más.
Un informe previo del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ya había advertido sobre incumplimientos graves en materia de seguridad, atención médica y saneamiento.
Huabing Xie, la última víctima, sufrió una convulsión en el centro de detención de Calexico, California. Fue trasladado a un hospital, donde fue declarado muerto. La causa del fallecimiento aún no ha sido esclarecida.
Organizaciones de derechos humanos califican la situación como una crisis humanitaria dentro del sistema migratorio estadounidense.
“Sabíamos que el plan de deportaciones de Trump sería severo, pero el costo humano sigue siendo devastador”, expresó Marcela Hernández, directora de Detention Watch Network.