
El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy sabrá este lunes cuándo ingresará a la cárcel, después de que la justicia lo condenara a cinco años de prisión en el caso sobre la presunta financiación ilegal de su campaña electoral de 2007.
Aunque otros jefes de Estado europeos ya han pisado la cárcel, como el militar griego Georgios Papadópoulos en los años 1970, Sarkozy será el primero de un país ya dentro de la Unión Europea.
Su condena el 25 de septiembre por asociación ilícita no es la primera para el expresidente conservador francés entre 2007 y 2012, que ya suma otras dos por corrupción, tráfico de influencias y financiación ilegal de campaña en 2012.
Sin embargo, en esta ocasión, el tribunal de París pidió aplicar provisionalmente la pena incluso si recurría su condena, una decisión legal que indignó a políticos de derecha y ultraderecha en Francia.
El marido de la cantante, modelo y actriz Carla Bruni debería ingresar a prisión en los próximos cuatro de meses a partir de este lunes, pero podría ingresar en «un plazo relativamente corto», indicó entonces una fuente judicial.
Para garantizar su seguridad, podría acabar en un sector de una cárcel para presos «vulnerables» o en aislamiento. En la región de París, las prisiones que más suenan son la Santé, en la capital, o Fleury-Mérogis.
Pero al tener ya 70 años, puede presentar una solicitud de libertad condicional rápidamente, que la justicia deberá resolver en dos meses como máximo.
«Dormiré en prisión con la cabeza alta. Soy inocente», reaccionó el mandatario, quien calificó su condena de «injusticia insoportable» y dejó entrever una presunta politización de los jueces en su contra.
Estas críticas obligaron al presidente actual, el centroderechista Emmanuel Macron, a salir en defensa de la justicia. La fiscalía abrió una investigación por amenazas en las redes sociales contra la magistrada del caso.
Sarkozy fue condenado por permitir que allegados suyos se acercaran a la Libia de Muamar Gadafi, fallecido en 2011, de cara a obtener fondos para financiar ilegalmente su campaña de 2007, que le llevó al poder.
Aunque el proceso no permitió demostrar que el dinero se utilizó en «última instancia», la sentencia subraya que este sí salió de Libia, por lo que condenó al expresidente por asociación ilícita.