
El presidente de Madagascar, Andry Rajoelina, disolvió el martes por decreto la Asamblea Nacional antes de una votación promovida por la oposición para destituirlo del cargo, en medio de una crisis política en el país insular.
El mandatario ha enfrentado más de dos semanas de protestas callejeras encabezadas por jóvenes manifestantes furiosos con la élite gobernante.
El decreto de disolución del Parlamento «entrará en vigor inmediatamente después de su publicación en transmisión de radio y/o televisión», indicó la Presidencia en Facebook.
La víspera, en una declaración desde un lugar desconocido, el presidente descartó renunciar y llamó a «respetar la Constitución». Fue su primera aparición desde que el fin de semana pasado un contingente militar se sumó a las protestas.
En otra publicación en redes sociales, Rajoelina defendió la disolución del Parlamento como una forma de «restablecer el orden en el seno de nuestra nación y reforzar la democracia».
Las protestas comenzaron por los cortes de agua y de electricidad, aunque poco a poco fueron incluyendo denuncias contra la corrupción, los responsables políticos y la falta de oportunidades en el país.
Soldados se unieron el sábado a los manifestantes y pidieron a las fuerzas de seguridad que rechazaran «las órdenes de disparar» contra la población.
Rajoelina, ex alcalde de la capital Antananarivo, fue electo en 2018 y reelecto en 2023 por un nuevo quinquenio, en una votación boicoteada por la oposición.
Sus rivales buscan destituirlo por supuesta dejación de funciones ante informes de que había abandonado el país.
Pero Rajoelina aseguró el lunes que estaba refugiado en un «lugar seguro» que no reveló, tras denunciar supuestos atentados contra su vida.