Mientras la tormenta tropical Melissa paralizaba gran parte del país, con calles inundadas, árboles caídos y miles de personas resguardadas en sus hogares, hubo un grupo que, sin capa ni reconocimiento, siguió en las calles cumpliendo su labor: los deliverys.
En medio de la lluvia torrencial y los charcos que convertían las avenidas en ríos, estos trabajadores se mantuvieron activos llevando comida, medicamentos y productos esenciales a hogares donde muchos no se atrevían ni a abrir la puerta. Sin importar las condiciones, salieron con impermeables, cascos y mochilas a la espalda, sorteando el peligro por un ingreso diario que no se detiene ni con alerta roja.
Aunque a menudo pasan desapercibidos, su esfuerzo se volvió aún más evidente en momentos como este. En redes sociales circularon imágenes y videos que mostraban a deliverys cruzando calles anegadas o esperando pacientemente frente a establecimientos cerrados, demostrando una mezcla de necesidad, compromiso y valentía.
En tiempos donde la mayoría busca refugio, ellos se convierten en un eslabón esencial para mantener funcionando la vida cotidiana. Gracias a su trabajo, muchas familias pudieron comer caliente, recibir medicinas o abastecerse sin salir a exponerse.
Es momento de reconocer que detrás de cada pedido entregado bajo la lluvia hay una historia de sacrificio. Porque, aunque no porten uniforme militar ni aparezcan en los noticieros, los deliverys fueron, sin duda, los héroes invisibles de estas lluvias.



