 
                  La imagen de Suzanne Rees, una australiana de 80 años, se ha difundido en los principales medios internacionales, poniendo rostro a la pasajera que falleció en la isla Lizard, en la Gran Barrera de Coral. Su muerte ha generado conmoción y fuertes cuestionamientos sobre los protocolos de seguridad en los cruceros de lujo.
Rees viajaba a bordo del Coral Adventurer, una embarcación que realizaba una exclusiva travesía de 60 días alrededor de Australia. Según medios como Daily Mail, CNN y Reuters, la turista falleció luego de que el crucero zarpó sin advertir su ausencia tras una excursión en tierra.
Originaria de Nueva Gales del Sur, Suzanne Rees era conocida por su amor por la jardinería y el senderismo. Había decidido emprender sola este viaje, valorado en unos USD 50,000, con el objetivo de explorar destinos remotos, entre ellos la isla Lizard, reconocida por sus paisajes naturales y rutas ecológicas.
Su hija, Katherine Rees, relató que su madre comenzó a sentirse mal durante una caminata hacia Cook’s Look, el punto más alto de la isla. Según explicó al Daily Mail, los guías le pidieron que regresara sola al punto de partida mientras el grupo continuaba la excursión. “El barco partió sin hacer un recuento de pasajeros. En algún momento, o poco después, mamá murió, sola”, declaró con evidente dolor. La familia calificó el incidente como una muestra de “falta de atención y sentido común” por parte de la tripulación.
La desaparición de Rees fue advertida alrededor de las 6:00 de la tarde del sábado 25 de octubre, cuando no se presentó a la cena a bordo. A esa hora, el barco ya se encontraba en navegación. Testigos indicaron que la tripulación solo realizó controles de pasajeros que hacían snorkel, pero no de quienes permanecieron en tierra.
La búsqueda, en la que participaron la Policía de Queensland y la Autoridad Australiana de Seguridad Marítima (AMSA), comenzó cerca de la medianoche. El cuerpo fue hallado el domingo 26, a unos 50 metros del sendero principal de la isla. Aunque se manejó la posibilidad de una caída por un acantilado, las autoridades aún investigan la causa exacta del fallecimiento.
El especialista marítimo Adrian Tassone calificó lo ocurrido como “inusual”, señalando que la mayoría de las compañías cuentan con sistemas rigurosos de verificación antes de zarpar.
Por su parte, Coral Expeditions, operadora del crucero, expresó su pesar y aseguró estar colaborando con las autoridades. Su director ejecutivo, Mark Fifield, informó que la empresa inició una investigación interna y mantiene comunicación constante con la familia.
La Policía de Queensland describió la muerte como “repentina y no sospechosa”, aunque la investigación continúa para determinar si hubo negligencia. La AMSA indicó que interrogará a la tripulación una vez el barco llegue a Darwin, previsto para el 2 de noviembre.
La tragedia de Suzanne Rees ha abierto un debate sobre los protocolos de seguridad y control de pasajeros en cruceros turísticos, un tema que ahora se coloca bajo escrutinio público y judicial.




 
         
         
         
         
         
         
        