 
                  El cometa 3I/ATLAS ha captado la atención de la comunidad científica y de millones de internautas esta semana. Su nombre, donde la letra I significa interestelar, indica que proviene de fuera de nuestro sistema solar, un hecho poco común que ha generado gran expectación entre astrónomos y curiosos por igual.
Un visitante de otro sistema estelar
De acuerdo con la NASA, el 3I/ATLAS alcanzará su punto más cercano al Sol este jueves, en una trayectoria que atraviesa nuestro sistema solar a una velocidad aproximada de 60 kilómetros por segundo, es decir, más de 214 mil kilómetros por hora. Esta velocidad confirma que el objeto no está ligado gravitacionalmente al Sol, sino que procede de otro sistema estelar.
El cometa fue descubierto por el telescopio ATLAS de la NASA en Chile y se convierte en apenas el tercer visitante interestelar detectado en nuestra vecindad cósmica, después de ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
Sin peligro para la Tierra
Aunque su paso ha despertado especulaciones —incluso rumores sobre un supuesto origen extraterrestre— los expertos aclaran que 3I/ATLAS no representa ninguna amenaza para la Tierra. Su tránsito ha sido monitoreado por telescopios terrestres y sondas orbitales, que recientemente captaron imágenes de su aproximación.
El cometa tiene un diámetro estimado de 20 kilómetros y muestra signos de actividad, como pérdida de masa y formación de una posible cola. Los astrónomos estiman que seguirá siendo visible mediante telescopios hasta septiembre de 2026, antes de desaparecer rumbo al espacio interestelar.
Un laboratorio natural para la ciencia
La importancia de este hallazgo radica en la oportunidad de comparar su composición con la de cometas originados dentro del sistema solar. Analizar sus materiales y estructura permitirá entender mejor cómo se forman los planetas y los cuerpos celestes en otros sistemas estelares.
“Son fragmentos de mundos lejanos que cruzan brevemente el nuestro”, explicó el astrónomo Teddy Kareta, quien destacó que el estudio de 3I/ATLAS podría ofrecer pistas sobre los procesos de formación planetaria más allá de nuestro vecindario cósmico.
Con su paso, el 3I/ATLAS nos recuerda que el universo es mucho más vasto y dinámico de lo que podemos imaginar, y que aún existen innumerables visitantes celestes por descubrir.




 
         
         
         
         
         
         
         
         
        