Los Ángeles volvió a vibrar con una noche mágica de béisbol. Los Dodgers se coronaron campeones de la Serie Mundial 2025 tras vencer 5-4 a los Toronto Blue Jays en un emocionante séptimo partido que tuvo de todo: remontada, jonrones decisivos y un final digno de película.
Un juego que tuvo de todo
Los Blue Jays comenzaron dominando con un cuadrangular de Bo Bichette que puso el marcador 3-0 ante Shohei Ohtani. Pero los Dodgers no tardaron en responder. Max Muncy conectó un jonrón que redujo la diferencia y mantuvo viva la esperanza angelina.
El momento clave llegó en el noveno inning, cuando Miguel Rojas, uno de los héroes inesperados, disparó un batazo que empató el partido y encendió la locura en el estadio. El drama se extendió hasta el undécimo episodio, cuando Will Smith conectó el jonrón que selló el 5-4 definitivo.
El japonés Yoshinobu Yamamoto se encargó de cerrar el partido y asegurar la victoria, siendo nombrado el Jugador Más Valioso (MVP) de la Serie por su brillante actuación tanto como abridor como relevista.
La hazaña de un bicampeón
Con esta victoria, los Dodgers lograron lo que parecía imposible: ganar la Serie Mundial por segundo año consecutivo, algo que ningún equipo conseguía desde los Yankees de finales de los 90. Este título consolida a la franquicia como la más dominante de la última década y reafirma el poder de su plantilla repleta de estrellas.
Del otro lado, los Blue Jays se quedaron a las puertas de su primer campeonato desde 1993. A pesar del esfuerzo y del talento joven en su roster, el desenlace fue amargo para el equipo canadiense.
Los héroes de la noche
- Miguel Rojas: Su jonrón en el noveno episodio cambió el curso del partido.
- Will Smith: El batazo decisivo que selló la historia en el inning 11.
- Yoshinobu Yamamoto: Impecable en el cierre y merecido MVP de la Serie.
- Bo Bichette: A pesar de la derrota, su actuación fue brillante.
Un espectáculo digno de los grandes
El Juego 7 entre Dodgers y Blue Jays será recordado como uno de los más emocionantes en la historia reciente de las Grandes Ligas. Fue un duelo donde la presión, el talento y el espíritu competitivo se combinaron para dejar una huella imborrable.
Los Dodgers demostraron que no solo tienen estrellas, sino un equipo con carácter y corazón. En cada turno, en cada pitcheo, mostraron que en el béisbol nada está decidido hasta el último out.



