Un reciente estudio científico ha examinado por más de una década cómo el consumo de alimentos ultraprocesados puede afectar la salud física de personas de mediana edad y adultos mayores. Los investigadores siguieron a 2,547 participantes durante un promedio de 10.8 años, con el objetivo de determinar si estos productos influyen en el desarrollo de fragilidad en la vejez.
Los resultados mostraron que, aunque una ingesta elevada de ultraprocesados no está directamente vinculada a la aparición del síndrome de fragilidad, sí se asocia con un deterioro físico gradual y medible. Entre los cambios identificados se encuentran una disminución en la velocidad al caminar, tanto en hombres como en mujeres, así como una pérdida de fuerza en las manos en el caso de los hombres.
Según el análisis estadístico del estudio, cada porción diaria adicional de alimentos ultraprocesados se relacionó con:
- Una reducción anual de la velocidad de marcha de –0.001 metros por segundo
- Una disminución de la fuerza de prensión en hombres de –0.02 kilogramos por año
Especialistas consultados destacaron que estos efectos son sutiles, pero se acumulan con el tiempo y pueden comprometer la movilidad, independencia y calidad de vida en la adultez mayor.
La profesora Shivani Sahni, de la Facultad de Medicina de Harvard, señaló que estos datos “sugieren que, aunque los ultraprocesados no aumentan directamente el riesgo de fragilidad, sí podrían contribuir a perder fuerza y movilidad progresivamente”.
Por su parte, Elsa M. Konieczynski, investigadora de la Universidad de Tufts, recomendó moderar su consumo y priorizar alimentos frescos y ricos en nutrientes para favorecer un envejecimiento saludable.
¿Qué son los ultraprocesados y por qué preocupan?
Organizaciones internacionales como la Organización Panamericana de la Salud advierten que los productos ultraprocesados son elaboraciones industriales con alto contenido de azúcares libres, grasas saturadas, aditivos y sodio, pero bajo aporte nutricional. Se consumen con facilidad, son económicos y ampliamente disponibles, lo que los convierte en una opción frecuente en la dieta cotidiana.
La evidencia científica los asocia con:
- Mayor riesgo de obesidad
- Diabetes
- Enfermedades cardíacas
- Problemas de salud relacionados con el envejecimiento
Los Institutos Nacionales de Salud recuerdan que procesar un alimento no siempre es negativo, pero el exceso de procesamiento puede causar perjuicios, especialmente cuando sustituye alimentos naturales como frutas, vegetales, legumbres y cereales integrales.
El estudio confirma que lo que comemos también influye en cómo envejecemos. Aunque los ultraprocesados no provoquen fragilidad de forma directa, su consumo diario puede acelerar la pérdida de fuerza y movilidad, haciendo más difícil mantener una vida independiente con el paso de los años.
La recomendación es clara: priorizar alimentos frescos, densos en nutrientes y con mínima intervención industrial, como una inversión directa en salud y bienestar a futuro.



