El cierre gubernamental más largo de la historia de Estados Unidos se encaminaba este miércoles a un probable fin en la Cámara de Representantes, donde la mayoría republicana ha logrado esquivar las demandas más exigentes de los demócratas.
El presidente Donald Trump «tiene ganas de poner fin a este cierre devastador causado por los demócratas y esperamos que la firma tenga lugar esta noche», declaró en rueda de prensa la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Tras 43 días de cierre parcial, la aritmética parlamentaria favorece a los republicanos, que tienen una mayoría muy ajustada en el Congreso, pero que han mostrado mejor disciplina de voto en ambas cámaras.
Los demócratas en cambio parecen divididos entre un liderazgo que quiere mantener el pulso con el gobierno, y ciertos legisladores moderados que ya han roto filas y han pactado bajo ciertas condiciones.
– El debate sanitario –
El Senado votó el lunes a favor de acabar con el cierre, gracias a la participación de ocho demócratas y la oposición de un solo republicano.
Los esfuerzos titánicos de los demócratas para intentar reabrir toda la gran discusión sobre los subsidios para la cobertura sanitaria acabaron frustrados.
El Senado votó por reenviar a la Cámara de Representantes un texto que no compromete a nada en ese frente.
Los republicanos se limitaron a prometer un debate separado, a corto plazo, sobre las ayudas a millones de estadounidenses para pagar su cobertura sanitaria.
El comité de Reglas de la Cámara de Representantes anunció el miércoles que ya aprobó por ocho votos a favor y cuatro en contra la ley para financiar al gobierno, lo que permitirá reabrir agencias federales. Eso indica que su aprobación definitiva es probable en el pleno.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, demostraron temple a lo largo de semanas de enorme presión, que incluyeron cancelaciones de vuelos en todo el país por la falta de controladores aéreos, que no cobraron sueldo durante casi dos meses.
«Es muy triste. Cerraron el gobierno durante más de 40 días, y ¿para qué?», añadió el jefe de la bancada republicana en la Cámara, Tom Emmer.
– El nerviosismo de los demócratas –
El líder de la minoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, votó en contra de la reapertura, y la misma actitud mantenía este miércoles el jefe de la bancada de los representantes, Hakeem Jeffries.
«La atención médica de la gente en este país está a punto de volverse impagable», clamó Jeffries.
La polémica yace en el denominado Obamacare, la reforma sanitaria aprobada durante la presidencia del demócrata Barack Obama, que suponía un primer intento de introducir una cobertura sanitaria pública universal en todo el país.
Esa cobertura, que la Corte Suprema dictaminó que no podía ser obligatoria, ha subsistido gracias a los créditos fiscales aprobados por los demócratas.
Ante la crisis de la pandemia del coronavirus, el demócrata Joe Biden extendió y amplió en 2022 los subsidios para ayudar a millones de estadounidenses a pagar esa cobertura de salud.
Esas ayudas vencen a finales de año, con lo cual las pólizas pueden subir de forma considerable.
Los republicanos aducen que esos subsidios solo deberían ayudar a los sectores más desprotegidos, y no extenderse de forma indiscriminada.
Durante los agrios debates en torno al cierre gubernamental, los republicanos acusaron también a los demócratas de querer beneficiar a millones de inmigrantes indocumentados con esos subsidios.
Los sondeos demostraron que la mayoría de la población achacaba a Trump y a los republicanos la responsabilidad del cierre, puesto que dominan la Casa Blanca y el Congreso.
Pero su unidad se mantuvo casi sin fisuras, mientras que el enojo crecía en la opinión pública.
El nerviosismo acabó pesando más en las filas demócratas, que hace tan sólo una semana celebraban una serie de victorias en sus feudos electorales, incluida la elección de un alcalde que se autodeclara socialista en Nueva York.
El relevo generacional se acelera en ese partido. La veterana líder en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció su retirada la semana pasada, y Schumer aparece cada vez más cuestionado en el Senado.



