A lo largo de la historia, varias naciones han impulsado excavaciones científicas de gran magnitud, pero ninguna ha alcanzado la profundidad lograda por un proyecto ruso que todavía despierta dudas. Esta perforación superó los 12.000 metros y, pese a su relevancia, permanece envuelta en hermetismo oficial y un abandono que alimenta la intriga internacional.
El proyecto, conocido hoy como el agujero más profundo excavado por el ser humano, continúa generando preguntas. La falta de información pública por parte de Rusia, así como el cierre total del lugar, han dado paso a especulaciones sobre los resultados obtenidos y las razones que llevaron a mantenerlo fuera del foco global.
El Kola Superdeep Borehole: la perforación más profunda de la historia
La excavación fue realizada en la península de Kola, en el noroeste de Rusia. Conocida como Kola Superdeep Borehole, alcanzó una profundidad de 12.262 metros, superando incluso la distancia vertical de la Fosa de las Marianas y la altura del monte Everest.
El proyecto inició en 1970, en pleno auge de la competencia científica durante la Guerra Fría, y buscaba estudiar la estructura de la corteza terrestre a niveles sin precedentes.
Sin embargo, tras la disolución de la Unión Soviética, la perforación perdió financiamiento y el sitio terminó abandonado. Para 2005, fue oficialmente sellado, sin que se ofrecieran detalles amplios sobre sus conclusiones científicas.
Datos esenciales del proyecto
- Profundidad máxima: 12.262 metros
- Inicio: 1970
- Máxima profundidad alcanzada: 1989
- Temperatura registrada en el fondo: 180°C
- Diámetro del pozo: 23 centímetros
- Cierre y sellado: 2005
Fotografías del sitio muestran instalaciones destruidas y estructuras corroídas por el tiempo, reforzando la percepción de abandono total.
Hallazgos científicos bajo 12 kilómetros de roca
A pesar del silencio oficial en años recientes, los reportes científicos disponibles indican que la perforación permitió obtener resultados inesperados.
Los investigadores encontraron temperaturas muy superiores a las estimadas, presencia de agua atrapada en fracturas profundas y microfósiles marinos de más de 2.000 millones de años incrustados en minerales antiguos.
Estos descubrimientos obligaron a revisar varios modelos sobre la composición y comportamiento de la corteza terrestre. Además, se comprobó que la llamada “discontinuidad de Conrad”, un límite geológico que se asumía universal, no apareció en la zona estudiada, lo que generó un debate académico sobre la estructura interna del planeta.



