La noche del 21 de noviembre de 2025 marcó el inicio de la gira mundial “Debí tirar más fotos” de Bad Bunny, eligiendo a República Dominicana como su punto de partida. El Estadio Olímpico Félix Sánchez se transformó en un vibrante epicentro de acentos y banderas, confirmando que lo de Benito Antonio Martínez Ocasio es más que un simple concierto: es una fiesta multicultural masiva. Asistentes provenientes de países tan diversos como Argentina, Estados Unidos, Colombia y varias naciones europeas viajaron para presenciar el show del autodenominado «Rey del Pop» latino, en la primera nación que, según el artista, le brindó apoyo incondicional.
El puertorriqueño subió al escenario a las 9:57 p.m. al ritmo de “La mudanza”, ataviado con un traje beige y camisa blanca, luego de que un emotivo audiovisual con dos niños recitando las letras se proyectara en las pantallas gigantes. A partir de ese momento, la energía del público fue constante. “Esta noche nunca la voy a olvidar. Siempre lo he dicho: sin RD no hubiera Bad Bunny”, expresó el artista, reafirmando su profunda conexión con el país. A lo largo de dos horas, interpretó cerca de 30 temas de su repertorio, con gran énfasis en su álbum más reciente, combinando géneros como el reguetón, la salsa y la plena.







El montaje visual del espectáculo fue de gran escala, destacando un amplio escenario con pantallas que aseguraban la visibilidad desde cualquier punto del recinto. Uno de los elementos centrales fue “La Casita”, una réplica de una vivienda típica puertorriqueña que se ha convertido en un símbolo de sus raíces. Tras las primeras canciones, el artista se trasladó a esta icónica estructura para dar inicio a la sección más intensa de perreo, donde incluso figuras de Grandes Ligas como Juan Soto y Starling Marte, y el creador de contenido Alofoke, se dieron cita.
Uno de los elementos visuales más destacados de la noche fue el montaje escénico a gran escala, que incluyó una pantalla gigantesca compuesta por paneles LED de alta definición. Esta innovación tecnológica fue crucial para asegurar que los asistentes en las gradas más altas y aquellos ubicados detrás del escenario pudieran disfrutar de cada detalle del show con una calidad visual inmersiva. El sistema de pantallas garantizó que la magnitud del espectáculo llegara a todos los rincones del recinto deportivo.
La primera noche estuvo cargada de éxitos como “Callaíta”, “Si veo a tu mamá”, “Tití me preguntó” y “La Romana”. El artista demostró su versatilidad, alternando ritmos y culminando con un mensaje instando a valorar a las personas y a disfrutar la vida, despidiéndose a las 12:15 de la noche con “DTMF”. Para la segunda función, la sorpresa fue aún mayor cuando el artista dominicano Romeo Santos fue invitado al escenario, deleitando al público con el tema “Bokete” y declarando que “RD es el final”.
Puntos críticos de la jornada
A pesar del éxito artístico y de convocatoria, la megaestrella y el evento no escaparon de varias críticas significativas:
1. Contenido explícito y presencia de menores:
Una de las críticas más severas se centró en la abierta presencia de menores de edad, muchos acompañados por sus tutores, en un concierto cuyo repertorio se caracteriza por su contenido explícito y la incitación al consumo de sustancias controladas. Canciones con letras gráficas sobre sexualidad y referencias al uso de drogas fueron coreadas por miles, incluyendo a los niños y adolescentes que deberían estar protegidos de este tipo de mensajes. La permisividad de los tutores para exponer a menores a este contenido, sumada a la falta de regulación estricta en el acceso, generó un debate sobre la responsabilidad parental y la ética en los espectáculos masivos dirigidos a audiencias jóvenes.
2. Logística y angustia en el acceso al Estadio Olímpico:
La primera noche del concierto se vio empañada por serios problemas logísticos en el acceso al Estadio Olímpico. A pesar de que las puertas abrieron a las 5:00 p.m., la lentitud en el sistema de chequeo de boletas provocó largas filas y momentos de gran angustia entre los asistentes. Muchas personas no pudieron ingresar a tiempo, generando inconformidad entre quienes habían pagado altas sumas de dinero para ver al artista. La situación, aunque resuelta en la segunda noche, puso en evidencia las fallas iniciales en la organización de un evento de esta magnitud.
3. Desplazamiento del Artista en el Escenario:
Otra queja común, especialmente entre aquellos que pagaron por zonas VIP cercanas al escenario principal, fue el tiempo que Bad Bunny dedicó a «La Casita». Muchos se quejaron de haber invertido grandes sumas de dinero para ver al artista «a pocos metros» en el escenario principal, solo para verlo desplazarse y concentrar la parte más vibrante del perreo y las interacciones con invitados en la icónica estructura, que estaba ubicada a una distancia considerable de las zonas de mayor costo.



