El dominio de China sobre las tierras raras, fruto de una estrategia a largo plazo, le confiere una gran ventaja frente a Estados Unidos y el resto del mundo, como revelaron las negociaciones comerciales con el presidente estadounidense Donald Trump en 2025.
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos fundamentales para la industria digital, automotriz, energética o armamentística.
Estos metales jugarán un papel económico y geopolítico clave en los próximos años, y los analistas advierten de que las potencias occidentales podrían tardar años en crear cadenas de suministro alternativas.
La intensa actividad que se observó en la región minera de Ganzhou en noviembre da una idea del esfuerzo que realiza la segunda economía del mundo para mantener su supremacía sobre este sector. La zona, ubicada en el sureste del país, se especializa en tierras raras «pesadas», como el itrio y el terbio.
En China, rara vez se concede acceso a los medios para que puedan observar esta industria.
Pero a pesar de la vigilancia casi constante de guardias no identificados, periodistas de AFP lograron ver decenas de camiones entrando y saliendo de una mina de tierras raras, así como varias instalaciones de procesamiento en pleno funcionamiento.
China Rare Earth Group, una de las dos mayores empresas estatales del sector, tendrá en Ganzhou una nueva y extensa sede, en plena construcción.
Los retos de este año «allanaron el camino para que más países consideren ampliar la producción y el procesamiento de metales de tierras raras», declaró a AFP Heron Lim, profesor de economía de la ESSEC Business School.
«Esta inversión podría ser rentable a largo plazo», subrayó.
– Guerra comercial –
Las drásticas restricciones a la exportación que China impuso a esta industria a principios de octubre provocaron una ola de preocupación en los sectores manufactureros de todo el mundo.
Las restricciones hicieron saltar las alarmas en Washington, que se encuentra inmerso en una nueva guerra comercial con Pekín desde el regreso al poder del presidente Donald Trump en enero.
El levantamiento parcial y, por ahora, temporal de estas restricciones fue uno de los puntos más destacados de la tregua acordada por Trump con su homólogo chino, Xi Jinping, durante una cumbre celebrada en Corea del Sur el 30 de octubre.
El acuerdo, que garantiza el suministro de tierras raras y otros minerales críticos de manera temporal, neutralizó las medidas más severas de Estados Unidos y fue ampliamente considerado como una victoria para Pekín.
«Es probable que las tierras raras sigan siendo el centro de las futuras negociaciones económicas entre China y Estados Unidos, a pesar de los acuerdos provisionales alcanzados hasta ahora», declaró Heron Lim a AFP.
«China ha demostrado su disposición a utilizar más palancas comerciales para mantener a Estados Unidos en la mesa de negociaciones», afirmó.
«La turbulencia ha creado un entorno difícil para los productores que dependen de diversos metales de tierras raras, ya que el suministro a corto plazo es incierto», agregó.
Washington y sus aliados se apresuran ahora a desarrollar cadenas alternativas de extracción y procesamiento, pero los expertos advierten que ese proceso llevará años.
– En busca de alternativas –
Durante la Guerra Fría, Estados Unidos desempeñó un papel destacado en el desarrollo de las capacidades de extracción y procesamiento de tierras raras. La mina de Mountain Pass, en California, suministraba en ese entonces la mayor parte de las reservas mundiales.
Pero Washington fue deslocalizando gradualmente su capacidad en las décadas de 1980 y 1990, a medida que las tensiones con Moscú se fueron aliviando y el considerable impacto medioambiental causado por la industria de las tierras raras cobró importancia.
Pekín controla actualmente cerca de dos tercios de la extracción mundial de tierras raras, indican la mayoría de las estimaciones.
El gigante asiático, además, posee las mayores reservas naturales de estos elementos en el planeta, según estudios geológicos. Y tiene un monopolio casi total sobre la separación y el refinado.
China dio también considerables pasos en materia de patentes e implementó un estricto control sobre la exportación de tecnologías para preservar su dominio en el sector.
«Estados Unidos y la Unión Europea dependen en gran medida de las importaciones de elementos de tierras raras, lo que pone de relieve los importantes riesgos que corren las industrias críticas», afirmó Amelia Haines, analista de materias primas de BMI, en un seminario celebrado este mes.
«Es probable que este riesgo sostenido catalice un giro más rápido y amplio hacia la seguridad de las tierras raras», pronosticó.
En los últimos años, las autoridades de defensa de Estados Unidos invirtieron masivamente en reforzar la producción nacional, con el objetivo de establecer una cadena de suministro para 2027.
Washington también busca desarrollar alternativas con sus aliados en materia de extracción y procesamiento. Ejemplo de ello fue el acuerdo sobre tierras raras que Trump firmó con Australia en octubre. El pacto promete una inversión de 8.500 millones de dólares para proyectos relacionados con minerales críticos.
El presidente estadounidense también firmó el mes pasado acuerdos de cooperación en el sector de los minerales críticos con Japón, Malasia y Tailandia.



