El papa León XIV fue recibido con fervor por miles de fieles el lunes en Líbano, en el segundo día de su visita a este país multiconfesional, donde rezó por la paz e instó a mantener la esperanza pese al ruido de las armas.
La llegada del pontífice peruano-estadounidense ha despertado un gran entusiasmo en la población libanesa, que vive con el temor de un nuevo conflicto abierto con Israel.
A pesar de la tregua de noviembre de 2024 en su guerra contra el movimiento islamista proiraní Hezbolá, Israel ha intensificado sus ataques en Líbano en las últimas semanas. El gobierno está además bajo presión estadounidense para desarmar a los combatientes de Hezbolá.
El lunes por la mañana, León XIV visitó el monasterio de Annaya, en las montañas del norte de Beirut, que alberga la tumba de Charbel Makhlouf, un monje maronita canonizado en 1977 y reconocido por unir a cristianos, musulmanes y drusos.
Miles de fieles lo recibieron con vítores y lanzaron arroz en señal de júbilo, mientras el papamóvil ascendía por el sinuoso camino hacia el monasterio, reportaron fotógrafos de AFP.
«Para el mundo, pedimos paz. Especialmente la imploramos para Líbano y para todo Oriente Medio», dijo desde el interior del monasterio de piedra, iluminado con velas.
Esta visita «nos ha devuelto la sonrisa (…) después de todas las dificultades que hemos atravesado», declaró Yasmine Chidiac a AFP.
Además de la guerra entre Israel y Hezbolá, Líbano ha enfrentado una sucesión de crisis desde 2019, incluido un colapso económico que agravó la pobreza y una devastadora explosión en 2020 en el puerto de Beirut.
– «Seguir esperando y trabajando» –
León llegó desde Turquía el domingo en el marco de su primera visita al extranjero como pontífice.
Las autoridades decretaron festivos los días 1 y 2 de diciembre, intensificaron la seguridad, cerraron carreteras y prohibieron las fotografías con drones.
Después de su visita al monasterio de Annaya, el papa se dirigió al santuario de Harissa, también en el norte de Beirut, donde una gigantesca estatua de Nuestra Señora del Líbano domina el Mediterráneo desde una colina escarpada.
Allí pronunció un discurso en francés ante cientos de obispos, sacerdotes y religiosos, en medio de una nube de teléfonos y gritos de «¡Viva il papa!».
León XIV invitó a los libaneses a «seguir esperando y trabajando, incluso cuando (…) alrededor retumba el ruido de las armas y las exigencias propias de la vida cotidiana se convierten en un desafío».
«Hemos vivido casi dos años y medio de guerra, pero nunca sin esperanza», afirmó a AFP el padre Tony Elias, de 43 años, sacerdote maronita del pueblo de Rmeich, muy cerca de la frontera con Israel.
El papa «lleva consigo un verdadero mensaje de paz (..) Líbano está cansado, ya no puede soportar 50 años de guerra y aspira a la paz», añadió el sacerdote, que llevaba un pañuelo blanco con las banderas del Vaticano y de Líbano.
Por la tarde están previstos otros dos momentos destacados: un evento interreligioso en la plaza de los Mártires, en el centro de Beirut, y un encuentro con jóvenes en la sede del patriarcado de la Iglesia maronita libanesa, en Bkerke, en las afueras de la capital.
Tras su llegada el domingo, León XIV pidió a los libaneses que «se queden» en su país, donde el derrumbe económico iniciado en 2019 ha provocado una emigración masiva.
Aunque no hay cifras oficiales, el centro de investigación independiente Al-Doualiya estima que 800.000 libaneses emigraron entre 2012 y 2024. La población actual se estima en 5,8 millones de habitantes, de los cuales más de un millón son refugiados sirios.
«Estamos lidiando con muchos problemas económicos, sociales y políticos», comentó Elias Abu Nasr Chaalan, un joyero de 44 años y padre de dos niños.
«Necesitamos tener esperanza y unirnos como libaneses», aseguró, y señaló que el pontífice ya ha logrado acercar a las autoridades y líderes religiosos del país. «Con nuestra unidad podremos superar las dificultades».



