Hace más de diez años, el vuelo MH370 de Malaysia Airlines desapareció sin dejar rastro mientras viajaba de Kuala Lumpur a Pekín con 239 personas a bordo. La tragedia, ocurrida el 8 de marzo de 2014, continúa siendo uno de los mayores enigmas en la historia de la aviación, ya que ninguna autoridad ha podido determinar qué ocurrió realmente con el avión.
La última comunicación del piloto fue un mensaje rutinario: “Buenas noches, Malaysian Three Seven Zero”. Minutos después, el transpondedor del Boeing 777 dejó de emitir señal y el radar militar detectó un cambio brusco en la trayectoria. Datos satelitales posteriores sugieren que la aeronave continuó volando durante horas hasta caer en una remota zona del océano Índico.
A lo largo de los años, múltiples teorías se han barajado: desde un posible secuestro o interferencia humana, hasta una despresurización súbita o un fallo eléctrico. Sin embargo, nunca hubo una llamada de auxilio, aviso de rescate ni indicios claros de mal tiempo o problemas técnicos. En 2018, las autoridades malasias descartaron la culpabilidad de pasajeros y tripulación, pero no excluyeron una acción deliberada.
La búsqueda del MH370 se convirtió en la mayor operación submarina de la historia, con más de 120.000 kilómetros cuadrados inspeccionados cerca de Australia. Pese a los esfuerzos internacionales, el resultado fue mínimo: solo algunos restos hallados en costas del océano Índico, como un flaperón en la isla Reunión en 2015. No se encontraron cuerpos ni piezas significativas del fuselaje, por lo que la operación fue suspendida en 2017.
Entre las víctimas había personas de distintos países, incluidos niños pequeños, trabajadores especializados, turistas y familias enteras. También viajaban dos jóvenes con pasaportes robados, un detalle que alimentó teorías conspirativas desde los primeros días. Las ceremonias y conmemoraciones anuales realizadas por sus familiares muestran que el dolor y la incertidumbre siguen presentes.
La empresa estadounidense Ocean Infinity retomó la búsqueda en 2018 con un contrato basado en resultados: solo recibiría pago en caso de encontrar evidencias concluyentes. Aunque aquella misión concluyó sin éxito, el gobierno malasio ha anunciado ahora un nuevo acuerdo con la misma compañía para explorar una zona de 15.000 kilómetros cuadrados —identificada mediante análisis de deriva de los restos— con tecnología mejorada y asesoría de expertos.
La operación, inicialmente pausada por mal tiempo, se reanudará intermitentemente a partir del 30 de diciembre durante 55 días. Aunque aún no está claro si hay pruebas nuevas sobre la ubicación del avión, las autoridades y Ocean Infinity coinciden en que hay indicios suficientes para mantener viva la esperanza. Para las familias de los desaparecidos, cualquier posibilidad de respuestas es un paso importante hacia la verdad que llevan años esperando.



