QUITO.La Defensoría del Pueblo de Ecuador denunció ayer que una entidad médica estadounidense comercializa ilegalmente material genético de indígenas amazónicos, el cual ha sido enviado a ocho países, en un caso que involucra a la universidad de Harvard.



Basada en testimonios de aborígenes waorani, el organismo oficial señaló que entre 1990 y 1991 dos estadounidenses, entre ellos un médico de la petrolera Maxus, tomó muestras de sangre a varios de ellos aduciendo que serían usadas para exámenes cuyos resultados nunca entregaron.

«Se comprobó que el instituto Coriell tiene en sus bases muestras y vende material genético de la nacionalidad waorani. Estas muestras fueron adquiridas a un científico de la Escuela de Medicina de Harvard», señaló la Defensoría en un comunicado.



Agregó que Coriell «posee ilegalmente desde el 18 de diciembre de 1991 muestras de sangre» de gente de esa etnia, que integran unos 3.000 miembros. «Desde 1994 hasta la actualidad este laboratorio ha distribuido un total de siete cultivos celulares y 36 muestras a ocho países» a través de su página de internet, añadió.

Según la Defensoría, esta práctica viola la Constitución ecuatoriana, que prohíbe el «uso de material genético y la experimentación científica que atente contra los derechos humanos», así como disposiciones de tratados internacionales.

Además, «se han vulnerado los derechos a la identidad cultural, al consentimiento previo, libre e informado para la extracción y uso de recursos genéticos y a la integridad personal del pueblo waorani», indicó.

«Las finalidades las desconocemos aún, pueden ser de orden científico o cualquiera otro, pero lo están haciendo de muestras de sangre, de elementos genéticos que son parte del patrimonio de un pueblo», declaró por su parte el defensor del pueblo encargado, Patricio Benalcázar.

El ministerio de Patrimonio pidió información a Coriell, mientras que la Defensoría solicitó la intervención de la cancillería, precisó el reporte.

El médico genetista César Paz y Miño dijo al canal Ecuavisa que podría tratarse de un caso de biopiratería para desarrollar nuevos descubrimientos y patentarlos.

«Si encontramos por ejemplo que un grupo étnico es resistente a la malaria, podríamos aislar el gen que lo hace resistente y venderlo como propiedad de una empresa, cuando el ADN es de la población woarani», explicó.