Santo Domingo. La agonía que viven los residentes en los poblados que bordean el lago Enriquillo aumenta a la par con sus aguas.El cuerpo de agua ahora amenaza con incomunicar a Jimaní, municipio cabecera de la provincia Independencia y que une con la frontera dominico-haitiana.



El incremento del caudal parece haber condenado algunos poblados a desaparecer, tras un continuo crecimiento del que estudiosos dan múltiples explicaciones, pero no un diagnóstico final.

Ahora el lago Enriquillo, que ya ha causado grandes estragos a la agricultura apoderándose de amplias extensiones de terreno y a la ganadería, está a punto de dejar sin comunicación a Jimaní con Duvergé, debido a que sus aguas cubren la carretera que comunica estas localidades después de la comunidad de Las Baitoas, por lo que comenzaron a vaciar materiales en la zona para que se pueda mantener el tránsito.



Pero la situación se convierte en calamitosa en la comunidad de Boca de Cachón, zona más afectada por el crecimiento del afluente que ya tiene cubierta una amplia zona de la carretera que une a ese poblado con Jimaní y que está a punto ser incomunicado en el tramo La Descubierta-Boca de Cachón.

Aquí su gente parece sucumbir ante la situación de depresión que se apodera de ellos ante la falta de empleo y de alimentos que eran producidos en las tierras tomadas por el lago.

“Ya no sabemos qué vamos hacer con esta situación, no tenemos agricultura, ganadería y nos estamos muriendo de hambre debido a las dificultades para poder comer”, precisó Francisco Alberto Sánchez un residente en Boca de Cachón siendo entrevistado por un reportero del periódico EL Caribe, quien diariamente se sienta debajo de un árbol a espera de que aparezca alguna actividad económica para conseguir el sustento de su familia.

El director de este distrito municipal Fernando Cueva, definió como ambiente desolador el que tienen los residentes en este poblado y asegura que están condenados a ser trasladados, producto del incremento de las aguas.