1- Las grasas buenas.

Las grasas insaturadas son las que llamamos «grasas buenas», ya que ayudan a cuidar el corazón. Existen de 2 tipos: poliinsaturadas y monoinsaturadas.



Aceite de oliva

Las grasas poliinsaturadas se encuentran, por ejemplo, en:



-El pescado azul, como el salmón, las sardinas, el arenque, bonito o el atún (todos ellos ricos en omega 3)

-Algunos aceites vegetales como el de girasol y soja

-Las margarinas con alto contenido en grasa poliinsaturadas como Flora y Tulipán

Las grasas monoinsaturadas se encuentran, por ejemplo, en:

-El aceite de oliva

-El aceite de nabina

-Algunos frutos secos, como las nueces de Brasil

-El aguacate

2- Grasas malas.

Las grasas saturadas y trans son las que llamamos «grasas malas». El exceso de grasas malas en la alimentación puede ser una de las principales causas de tener los niveles de colesterol elevados.

Las grasas saturadas se encuentran, por ejemplo, en:

-La mantequilla

-Las carnes grasas y embutidos

-Los quesos grasos

-La leche entera y derivados

Las grasas trans se encuentran, por ejemplo, en:

-Las grasas lácteas y en la grasa de las carnes de rumiantes, como el vacuno

-Productos con grasas parcialmente hidrogenadas

Las grasas trans resultan más nocivas para el organismo que las saturadas, ya que, no solo aumentan los niveles de colesterol malo (LDL), sino que también disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL).

3- Cómo reducir el consumo de grasas saturadas.

– Sustituye la mantequilla por untables Flora, que son ricos en grasas poliinsaturadas. Otra opción pueden ser los quesos untables light.

– Incluye jamón, pavo, almendras, olivas o pepinillos en tus aperitivos en lugar de productos de aperitivo fritos y embutidos grasos.

– Acostúmbrate a comprobar el contenido de grasas en las etiquetas de los productos. Elige los que tengan un contenido más bajo en grasas saturadas: lo ideal son menos de tres gramos por ración.

– Pásate a los lácteos desnatados o semi; elige quesos frescos o tiernos en lugar de los curados.

– Sustituye las carnes grasas y salchichas por cortes magros, pescado y aves sin piel.

– Reemplaza los embutidos grasos por jamón o pavo.

– Consume al menos 2-3 veces por semana pescado azul como el salmón, las sardinas, la caballa, el arenque o el atún.

Fuente: salud.practicopedia.la