Que felices nos veíamos ayer cuando subimos esa foto a Instagram y la compartimos en todas las redes sociales, estábamos en un restaurante abrazados entre dos copas de vino y un ambiente perfecto detrás de nosotros, le pusimos un filtro y la subimos a las redes, sin lugar a dudas fue la foto que más “Like” recibió, todos nos comentaban y nos felicitaban por nuestra felicidad…¡pero el camarero no tiene nuestro Instagram!, la pareja que estaba a nuestro lado no nos tienen agregados a sus Redes Sociales ¿Y ellos que vieron?

pareja



El mundo está siendo ideal para autoegañarnos nosotros mismos, hacer vidas perfectas en las Redes mientras estamos colapsados emocionalmente, no nos sentimos como queremos proyectar al mundo, estamos vendiendo una vida perfecta que nuestros amigos en las redes terminan comprándolas, ¡Claro! Nadie desea darle like a quien sufre, a quien padece, a quien tiene necesidades o a quien ha fracasado. Estamos tapando una herida que un día puede que no aguante más, no siempre podremos tapar al mundo que no somos eso que proyectamos, que nos estamos ahogando y que el momento más feliz que tenemos es cuando subimos esa foto abrazados, besándonos y luego tenemos que volver a tratarnos como dos fríos extraños.

Al sentarnos en un lugar ni nos miramos, cada uno está concentrado en decirle a sus contactos lo feliz que está, pasándola de maravillas y que la noche es única, pero ¿Cuántas veces nos miramos a la cara? ¿Cuántas veces nos decimos lo bien que la estamos pasando? Si todo ese tiempo debe ser dedicado a plasmar la mejor historia en las redes, que nos vean, que nos envidien y que nos crean. Al terminar la noche termina el teatro, volvemos a nuestras camas, al final del día hablamos más con terceros que con nosotros mismos.



Siempre he dicho que el problema mayor no radica en Mentir, es que al final termines creyéndote tus propias mentiras, analiza como estas manejando tu vida, ¿Estás siendo feliz para ti? o para aquellos que te siguen la vida perfecta de las Redes…un día pudieras reaccionar y darte cuenta que nada de ese paraíso imaginado es real y estas habitando en un infierno del que no quisiste con tiempo escapar por querer fingir que te llenabas de felicidad.

Fuente; audirodriguez.wordpress.com