Cuando a ésta sociedad se le quiso vender o coger de estúpida con la novela de Figueroa Agosto, muchos pensábamos que era un tema, que de una u otra forma, iba a terminar tal como determinan las leyes en asuntos y casos como éste, sobre todo tratándose de una burla a las autoridades dominicanas.



Me refiero con ello a la huida por unos meses de la protagonista de ésta novela de mal gusto, la Actriz Sobeyda Félix Morel quien después aparece con la cara de yo no fui para convertirse en una gran negociadora con las autoridades, sin que éstas tomen en cuenta u obvien todo lo anterior. Su huida hacia Puerto Rico.

Esta negociación cuyo ritmo, aparentemente va por buen camino a favor a ella, no caerá bien en la sociedad, mucho menos, y es lógico, con los demás compañeros de ella en la red de Junior Capsula, Mary y Dolphy Peláez, Sammy Dauhajre, Ivanovich Smester, Madeline Bernard, Leavy Nin Batista y Eddy Brito, su ex esposo y padre de sus hijos.



Ahora bien. Toda negociación de ésta naturaleza tiene otras implicaciones mucho mayor que la que están presentando en el juicio, sobre todo tomando en cuenta que la victima, en este caso Sobeyda, va a aportar datos fidedignos e inéditos para que le bajen a la pena mínima que es de cinco (5) años.

Sin embargo creemos en lo personal que los “aportes” presentados por Sobeyda ayer miércoles no satisfizo ante la demanda de lo que se requiere para estos fines, primero porque se requiere de pruebas fehacientes y segundo porque debe presentar datos no conocidos o inéditos, tal como señalamos en el párrafo anterior.

Decir Sobeyda que Mary y los demás se veían, compartían en restaurantes, villas, fincas, etc., no ha sido el aporte que se esperaba en aras de bajar su pena, porque nada de lo dicho y planteado por ella es nuevo, todo lo conocemos, son datos o acusaciones que nacieron con ese expediente, el mismo en el que están todos involucrados.

Las autoridades deben actuar con más cautela ante ese cas debido a que se podría convertir en un bumeran dentro de la justicia en desmedro de la credibilidad del sistema judicial, que es uno de los poderes del Estado, y por demás el que se ha visto más cuestionado en los últimos años.

Ojala que los datos que faltan por dar satisfagan más a la sociedad para que se vea que hay un interés marcado, de parte y parte, en que las cosas se esclarezcan, pero sobre todo para que se le lleve la percepción a la sociedad de que el flagelo del narcotráfico aquí tiene su contundente respuesta y que todo el involucrado en él no escapa ni tiene socio en la justicia. Transparencia ante todo.


Por Robinson R. Gálvez Lay
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