Mucho se ha teorizado sobre el verdadero impacto y utilidad que tienen las redes sociales, principalmente en los jóvenes. Ya en abril, el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa señalaba que si bien los servicios como Twitter y Facebook han erradicado la censura como se conocía, también son culpables de empobrecer el lenguaje de las nuevas generaciones.



Y parece tener razón. Durante una exposición realizada en el 119º Congreso anual de la Asociación de Sicólogos Estadounidenses, el experto Larry D. Rosen habló sobre los efectos negativos que este tipo de servicios tiene sobre los adolescentes y jóvenes que estudian.

La investigación fue dividida en dos partes. En la primera, se acompañó a 300 alumnos en sus ratos de estudio para conocer sus conductas durante 15 minutos. Se les midió el nivel de atención y se descubrió que quienes abrían ventanas para revisar sus redes sociales -como Facebook- durante su jornada de estudio tenían peores notas y peor comprensión lectora que quienes no lo hacían. Incluso, quienes abrían otro tipo de ventanas, si bien también bajaban su desempeño, lo hacen en menor medida que si usaran Facebook.



Según la presentación, a los tres minutos de estudio, en promedio, un alumno ya comienza a abrir ventanas que lo alejan de su foco. Según cifras de CourseSmart, el 38% de los jóvenes no puede estar más de 10 minutos estudiando sin revisar algún equipo tecnológico.

El experto, eso sí, plantea una solución, a la que llama «tech breaks». «Necesitamos permitirles el acceso a sus diferentes redes sociales, pero también a concentrarse, aunque sea por períodos pequeños», señaló el investigador.

Su fórmula plantea los mismos 15 minutos de estudio, pero con un matiz al que el profesor o padre debe llegar: si el joven puede pasar 15 minutos estudiando sin interrupciones, puede ingresar a revisar sus redes sociales por uno o dos minutos. «Esto les ayuda a entender cómo funciona su cerebro, que es incapaz de concentrarse en dos tareas a la vez, además de saber que igual podrán entrar a sus sitios en línea», explicó.

Lo malo y lo bueno

Pero el efecto en los estudios no es lo único que complica a los jóvenes. Una encuesta hecha a mil estudiantes, como parte de la misma investigación, mostró que el uso de redes sociales hace que los adolescentes adquieran conductas narcisistas, mientras que los jóvenes mayores de 18 años son más proclives a desarrollar conductas agresivas y antisociales, potenciadas por estos servicios, aunque pide más investigaciones para desentrañar las causas.

También señaló que el abuso diario de este tipo de consumo puede llegar a causar problemas mentales de salud, como depresión o ansiedad. El experto señaló que los indicadores de esto pueden ser ignorar el colegio, no pasar tiempo con amigos y familiares y malas notas.

A pesar de estas consideraciones, el investigador señala que las redes sociales son, de todas las formas de pasar tiempo en línea, la que más ayuda a desarrollar la empatía virtual, una característica que luego puede llagar a transferirse en buena conducta en la vida real.

Esto, al contrario de los videojuegos, por ejemplo, ya que mientras más tiempo se pasa con ellos, menos desarrollo de la empatía a nivel real se posee.

El tech break

En vez de prohibir el acceso a redes sociales, hay que acostumbrar al niño a hacerlo en algunas pausas del estudio, en lugar de usarlas mientras se estudia. Lo ideal es dos minutos por cada 15 estudiando.

Los síntomas

El experto señala que los padres deben tomar en cuenta diferentes actitudes, como faltar al colegio, reducción de notas o falta de contacto real con familiares o amigos, para comenzar a preocuparse.

La conversación

Rosen dice que hay que hablar con los niños sobre el uso de la tecnología para ganar confianza en la adolescencia. Enfrentar la conversación sin prejuicios, y por cada minuto que hable un papá, que el hijo hable cinco.

Fuente:PanoramaDiario