Puerto Rico. Arecibo.- Le pusieron baterías nuevas a su radio, lo sintonizaron en su programa favorito, colocaron el aparato en su ataúd y lo enterraron.Así, la familia de don Epifanio Lozada Dhuperoys cumplió con su última voluntad: ser sepultado oyendo su programa radial favorito.

No era para menos. La radio acompañó a don Epifanio toda su vida. Entonces, por qué no hacerlo al momento de su muerte, de su trance al otro mundo.Cuando el lunes pasado, bajaban el féretro de don Epifanio, mejor conocido como “Ciro el Negro”, a su fosa, se escuchaba el sonido del radio que había sido sintonizado en el 1120 AM para que, como todos los días, se oyera el programa Dialongando con Mario, que por casi cuatro décadas ha conducido desde Arecibo el periodista Mario Maldonado Torres.



“Él decía siempre que, si él llegaba a faltar quería que echaran el radio dentro de la caja”, explicó su viuda, Josefa Vélez, quien por 40 años estuvo casada con don Epifanio.Su cuñada Mercedes Vélez explicó que le pusieron baterías al radio y lo dejaron encendido en el programa de Mario Maldonado, tal y como quería el difunto. Don Epifanio, quien era un popular revantao, disfrutaba diariamente de las discusiones políticas que se generaban en este programa radial.

e hecho, como recuerdo de su militancia, una corona con la insignia de la Pava sobresalía en su tumba en el cementerio municipal El Tres, en Arecibo. Este vecino de La Planta murió a consecuencia de un derrame cerebral. Aunque oficialmente tenía 96 años, don Epifanio fue registrado años después de su nacimiento y su familia asegura que tenía 103 años. Cuando no era el tema de la política, a “Ciro el Negro”, quien pasó ciego los últimos 15 años de su vida, lo motivaba la música que escuchaba en la radio, por eso ese pequeño aparato era su inseparable compañía.



“Era un bailarín que hasta los anuncios bailaba”, recordó su sobrina Hilda González. “Bailaba unos vals y unas danzas que daba gusto”, agregó. Mercedes recordó que su cuñado “murió oyendo la radio, porque la tenía en la cabecera de la cama”.

Don Epifanio trabajó por muchos años con la compañía Roses, dedicada a la venta de gas propano en las zonas residenciales.

El velorio se efectuó en la residencia de la familia en La Planta. Mientras que el sepelio estuvo a cargo de la Funeraria Ramos, que se encargó de que el último deseo de don Epifanio se cumpliera y que la corona de la Pava estuviese en el centro de su tumba.

“La familia nos dijo que él era fanático del Partido Popular y de Mario Maldonado”, dijo Wilnelia Otaño, administradora de la Funeraria Ramos, en Arecibo.

“Nosotros tratamos de complacer al cliente, siempre que cumpla con los parámetros de la ley. Acuérdate que éste es el último deseo de la persona y lo último que (los familiares) le pueden brindar”, agregó.

Otaño señaló que han recibido peticiones curiosas como traslados en carrozas en lugar de coches fúnebres, pero nunca solicitudes de embalsama miento de pie o en posiciones particulares.

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