La primera píldora para prevenir el contagio del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida, sorteó exitosamente una de las principales pruebas y podría llegar al mercado en breve. El Comité Asesor de Medicamentos Antivirales de la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) recomendó a ese organismo aprobar la comercialización del medicamento Truvada para prevenir la infección con VIH en los grupos de riesgo: hombres homosexuales VIH negativos y personas no infectadas cuyas parejas tienen VIH.



El medicamento ya está aprobado por la FDA como tratamiento, y se toma en combinación con los actuales fármacos antirretrovirales; la novedad es que ahora se le daría luz verde como método de prevención. Un estudio de referencia publicado en 2010 mostró que Truvada, fabricada por la farmacéutica estadounidense Gilead Sciences, ayudó a prevenir el VIH entre un 44% y un 73% en hombres sanos homosexuales que tenían comportamientos de riesgo.

“Esto nos acerca a un hito en los esfuerzos globales de prevención de VIH”, afirmó Mitchell Warren, director ejecutivo de la Coalición para la Defensa de la Vacuna de sida (AVAC). Warren admitió que la profilaxis de preexposición o el método de tomar un medicamento antes de una potencial exposición al VIH, aunque “no es una panacea, será una parte adicional esencial en el éxito del mundo para terminar con el sida”.



La decisión final de la FDA se espera para mediados de junio.

Advertencias. Los críticos señalan que la píldora es costosa –unos US$ 14 mil al año– y que podría ofrecer una falsa sensación de protección, lo que podría llevar a un repunte de prácticas sexuales no seguras y un nuevo aumento en los casos de sida.

“Si se aprobara sería una buena noticia, porque habría otra herramienta para evitar el contagio del VIH, pero claramente no sería algo recomendable para toda la gente”, explicó Waldo Belloso, médico infectólogo del Hospital Italiano de Buenos Aires. Y agregó: “Por ahora hay más dudas que certezas. Por ejemplo, nadie sabe las consecuencias a largo plazo por la toxicidad de tomar el remedio crónicamente. Estamos hablando de gente sana, no infectada, con lo cual hay que ver si tiene sentido exponerla a eso. Además, se corre el riesgo de que se relajen otras conductas preventivas como el uso del preservativo, que hoy es lo más eficaz”.

Por último, Belloso aclaró la diferencia entre una vacuna y las posibilidades que abriría Truvada. “Una vacuna induce inmunidad en la persona. Esto sería un tratamiento crónico, que va a necesitar de la adherencia del paciente para ser efectivo. No tienen nada que ver”. /2

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