Cerca del 49% de los pacientes que padecen trastorno bipolar no ha sido diagnosticado, y el 31% de los enfermos que sí han sido atendidos por especialistas ha recibido un tratamiento inadecuado para el manejo de la patología. Así lo dieron a conocer algunos expertos reunidos en el XI Seminario Lundbeck, que se realiza en Madrid, sobre la temática: ‘El desgobierno de la mente’.



El trastorno bipolar es una enfermedad mental caracterizada por producir cambios bruscos e impredecibles en el humor de las personas que lo padecen, que les genera algunos problemas de relacionamiento con su entorno.

Según la nota que publica el diario El Mundo de España en su versión digital, estudiosos del área de psiquiatría precisaron que el trastorno bipolar afecta a casi un millón de españoles, pero con los métodos actuales es perfectamente tratable en la mayor parte de los casos. La patología no afecta la inteligencia, sino la regulación de las emociones, y sus causas son una combinación de factores genéticos y ambientales.



Consuelo de Dios, quien es responsable del Programa de Trastornos Bipolares del Servicio de Psiquiatría en el Hospital Universitario La Paz, de Madrid, precisa que se trata de una enfermedad en la que aparecen episodios de hipomanía o de manía en algún momento de su evolución y, en la inmensa mayoría de los casos, se producen también fases depresivas a veces más prolongadas.

«Tiende a ser crónica y recurrente y se puede manifestar con un conjunto de diferentes síntomas psicológicos, conductuales y físicos no siempre fáciles de diagnosticar y tratar. No obstante, muchos pacientes adecuadamente tratados pueden llevar una vida y unas relaciones normalizadas», dijo.

Para contrarrestar los efectos de la enfermedad, el tratamiento combina una terapia farmacológica con una de psicoeducación. Así, entre los fármacos empleados para tratar el trastorno bipolar se encuentran los estabilizadores del ánimo como el litio, algunos anticonvulsivantes y los antipsicóticos.

«La psicoeducación es un tratamiento que desempeña una función preventiva. Se realiza en grupo y trata de dar al paciente herramientas para manejar mejor su enfermedad y convivir con ella. Esta terapia es importante porque, siempre en combinación con los fármacos, es un tratamiento que permite que el paciente bipolar recupere el control de su vida, reduzca a la mitad los episodios de crisis y que estos sean 75% más breves”, explicó Francesc Colom, director del Área de Psicoeducación y Tratamientos Psicológicos, Programa de Trastornos Bipolares en IDIBAPS, Hospital Clínic de Barcelona,.

Problemas asociados

El trastorno bipolar puede disminuir la esperanza de vida entre 13 y 30 años. Según asegura De Dios, en esta enfermedad la mortalidad está relacionada con causas no naturales como, por ejemplo, el suicidio o los accidentes, pero, más aún, con problemas cardiovasculares y endocrino-metabólicos.

«Las enfermedades que con más frecuencia se presentan en el paciente con trastorno bipolar son la obesidad mórbida, la diabetes mellitus y las enfermedades cardiovasculares, entre otras. Además, los problemas de abuso de sustancias, incluido el alcohol, son mucho más frecuentes en el paciente con trastorno bipolar que en la población general, y esto también conlleva un alto riesgo de mortalidad», explicó la psiquiatra.

La BBC hace referencia a un estudio llevado a cabo por científicos del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford (Reino Unido), que tenía como objetivo refutar la creencia generalizada que los enfermos mentales como los bipolares son propensos a la violencia a causa de su enfermedad.

El resultado arrojó que el detonante de la violencia es en realidad el consumo de sustancias como alcohol y drogas, usualmente consumidos por estas personas para aliviar sus dolencias o los efectos de su medicación. La enfermedad mental en sí tiene una influencia «mínima» o nula en el desencadenamiento de la violencia.

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