Buenos Aires. Un testigo de Jehová herido de gravedad al ser baleado en un asalto, y cuyo rechazo a recibir una transfusión de sangre provocó una gran polémica en Argentina y la intervención de la Corte Suprema de Justicia, fue dado de alta, informó el abogado de la familia.



Pablo Albarracín, de 38 años, «ya camina y es asistido por un kinesiólogo. Dentro de 45 días será sometido a una nueva operación para quitarle la bala del cerebro pero la recuperación es muy buena», dijo el abogado Ricardo Monasterio al canal de noticias C5N.

Albarracín había sido internado el 5 de mayo en una clínica de Buenos Aires al ser baleado por varios asaltantes.



El joven estaba en coma pero había firmado ante escribano un documento en el que rechazaba cualquier transfusión, debido a su creencia religiosa.

Albarracín presentaba un severo cuadro anémico y había sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas debido a hemorragias internas.

El caso salió a la luz a impulso del padre de la víctima que reclamó la intervención de la justicia para que se realice al paciente la práctica médica que los profesionales consideraban necesaria para salvarle la vida.

No obstante, la Corte Suprema resolvió en un fallo unánime que se respete la voluntad del paciente.

«La ley argentina reconoce a toda persona capaz mayor de edad la voluntad de disponer directivas anticipadas sobre su salud pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos médicos preventivos o paliativos y decisiones relativas a su salud», expresó.

Desesperado y enfrentado a su nuera, el padre clamó ante los medios y aseguró que prefería recibir el odio y el rechazo de su hijo pero salvarle la vida.

«La relación familiar es buena, no volvieron sobre ese punto y se avocaron a la recuperación», dijo el abogado.

AFP