José Peguero 
Santo Domingo. Fue condenado a cumplir la pena de 10 años de prisión Franklin Rosario Vázquez de 36 años de edad, tras haber sido hallado culpable de violación sexual, abuso sexual y psicológico en perjuicio de una niña de 10 años de edad.
Los jueces de Tercer Tribunal Colegiado acogieron como buenas y válidas las pruebas presentadas por el ministerio público, representado por la procuradora fiscal, Wendy González, que consistían en testimonios, audiovisuales, prueba pericial, documentales y materiales.
En fecha noviembre del 2011, la señora Marileydis Sánchez se enteró de que su hija de 10 años, recibía mensajes amorosos a su celular por parte del acusado, luego conversando con su hija, esta le confesó que Franklin Rosario Vásquez en reiteradas ocasiones había abusado de ella.
La menor fue evaluada psicológica y físicamente por profesionales del INACIF, quienes establecieron como conclusiones de su peritaje: ¨hallazgos compatibles con himen dilatable o complaciente¨.
En el informe enviado por el Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología de la Policía Nacional, se hace constar los mensajes entrantes al celular de la menor, estableciendo que el número de donde se originan está registrado a nombre del imputado.
Franklin Rosario Vázquez deberá cumplir la condena en la cárcel de Najayo, por violación a los artículos 331 del Código Penal Dominicano y 396 de la Ley 136-03, que instituye el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes.
AFP 
Amaury Mo
¿10 años?. Noooooooooooo, pero este mundo de verdad que se esta acabando!. A ese hijuesumalditamadre tenían que cantarle 30 años, y no digo mas porque lamentablemente esa es la pena máxima de esta media isla.
Me gustaría que quien dicto esos miseros 10 añitos, cuando ese violador salga de la cárcel, le viole a un pariente bien cercano, a ver cuantos años pensará echarle por ser un pariente suyo.
Coooooooño!
Debieron darle ñangala fuangala!!!!!
MINIMO ESA BESTIA DEBE SER FAMILIA DEL JUEZ . . .