Todos los años la revista española Misión Familiapremia a grupos familiares que representan un claro ejemplo de la lucha por mantener unidos a todos sus miembros de la familia ante cualquier adversidad.



En esta oportunidad el premio reside en un matrimonio que tiene seis hijos biológicos y han adoptado cuatro niños con síndrome de Down y síndrome de alcoholismo, y ABC.es relata su historia.

Nuria no se siente una «superwoman», pero al escuchar cómo relata la historia de su familia deja muy claro el entusiasmo de una verdadera madraza. Con mayúsculas. El año que viene hace 25 años que se casó con Luis. Querían tener muchos hijos; «somos muy niñeros», confiesa Nuria. Sin embargo, al poco de quedarse embarazada perdió al bebé. Pronto se quedó de nuevo en estado y tuvo grandes dificultades en llegar hasta el final, «pero al tener el bebé en brazos se te olvida todo».



En todos sus embarazos —tiene seis hijos biológicos— ha tenido complicaciones. Aun así, un día se atrevió a decirle a su marido que quería tener otro hijo. «Los médicos te han aconsejado que no tengas más», respondió él. «Ya, pero es que lo que quiero es adoptar un niño… y con síndrome de Down», dijo ella. «Luis se mostró reticente, pero yo tenía una espinita clavada desde que escuché en una conferencia a la persona que descubrió el cromosoma 21», recuerda Nuria.

Comenzaron los trámites y así fue como llegó una niña de 21 meses con síndrome de alcoholismo fetal —lesiones neurológicas, en el habla…—. «Su evolución fue buenísima y decidimos repetir». A los dos años, tiempo legal que hay que esperar para adoptar de nuevo, entró en sus vidas Uriol, un bebé de 18 meses con síndrome de Down. «Al princio te da mucho vértigo, pero al ver su mirada y, aunque en los centros están bien cuidados, notas la gran carencia de afecto que tienen. Necesitan un papá y una mamá a quien dirigir su mirada cuando están malitos o tienen miedo. Sé que les ayudamos, pero ellos nos aportan mucho más que nosotros a ellos».

Y al contrario que en la famosa serie de televisión, con ocho no basta: este matrimonio adoptó a dos hijos más: María, con síndrome de alcoholismo fetal, y Aslen, con síndrome de Down. «Me siento muy afortunada porque muchas madres no pueden ni sacar adelante a un solo niño por tener una enfermedad y yo, sin embargo, puedo hacerlo con cuatro niños. Es una gran fortuna para mi», asegura Nuria.