Santo Domingo. La decisión de una mujer de aceptar en su vida a un hombre, para relaciones largas o breves, tiene implicaciones, dada la cantidad de material masculino de escasa calidad para la convivencia adecuada. Es la tesis de la que parte el escritor y periodista uruguayo Marcelo Puglia, radicado en Sao Paulo, en su obra “Cómo evitar enamorarse de un pendejo”, llevada a escena con las actuaciones de Georgina Duluc y Raeldo López, con producción de Raúl Méndez y dirección de Enrique Chao.



Duluc, en escena, revela avances en su preparación pero obviamente que le resta camino y preparación para trillar antes de ser considerada como actriz. Cumple con su papel por encima de muchas interpretaciones vistas en este tipo de comedia de amplio consumo, de contenidos generalmente previsibles y producidos para reflexionar sobre un tema de interés de hombres y mujeres. Raeldo López, por su parte, evidencia destreza y gracia “a dos manos”, representando los 12 tipos de pendejos mencionados.

No obstante la pareja logra química, logran el premio de la carcajada y transforman el montaje en una experiencia que puede ser recomendada. El texto que denuncia las sinuosidades masculinas, curiosamente escrito por un hombre, es adaptado para la representación dominicana por Aidita Selman, texto que toma Enrique Chao para dirigir a Georgina Duluc, comunicadora y estrella de televisión dotada con un nivel de inteligencia que la diferencia en mucho del resto de sus iguales que quedaron entrampadas en la estrategia de las apariencias. Pero que aún no se puede considerar como una actriz, junto a uno de los actores jóvenes más brillantes de la escena, Raeldo López.



Producción notable

El puertorriqueño Raúl Méndez se encarga de una producción en la que ubica las acciones histriónicas en el marco de un programa de televisión (Sexo Fuerte con Vicky Espino), con notables diferencias en escenografía y efectos respecto de otros montajes realizados incluso en Festivales Internacionales de Teatro.

Se logra, ciertamente, una producción bien concebida, aun cuando resultan innecesarias, redundantes y poco apostadoras, las intervenciones en video de otras figuras de la televisión, recurso que no aporta absolutamente nada al conjunto, salvo el hecho de que comercialmente apunta puntos al atractivo de boletería.

Por José Rafael Sosa (El Nacional)