Las bebidas energéticas aumentan la presión arterial y pueden hacer que el corazón sea más susceptible a los cortocircuitos eléctricos, sugiere una nueva investigación.
Pero no está claro en qué medida este efecto sobre la presión arterial tiene que ver con la cafeína, que también se encuentra en el café, o si el efecto aumenta significativamente el riesgo de problemas cardíacos.
Entonces, ¿debería usted de dejar de tomar Red Bull o Monster Energy? No necesariamente, afirman los expertos.
«No me preocupa que el hecho de tomar una o dos bebidas energéticas tenga un impacto negativo en la salud de la mayoría de las personas», comentó el Dr. C. Michael White, profesor y jefe de práctica farmacéutica en la Universidad de Connecticut. White ha estudiado las bebidas energéticas y está familiarizado con los hallazgos de la nueva revisión.
No obstante, afirmó, «hay la suficiente información en este metaanálisis como para que me preocupe el que pueda haber una parte de la población que pueda sufrir un aumento del riesgo de eventos adversos, y es necesario que se siga trabajando para ver si esto es cierto».
En otras palabras, es posible que algunas personas sean especialmente vulnerables a los efectos de las bebidas energéticas.
Sobre el tapete se encuentran las bebidas energéticas que se han hecho populares en las personas que quieren permanecer en estado de alerta, despiertas o darse una sacudida. Las latas de 16 onzas de Red Bull, Monster Energy Assault y Rockstar contienen unos 160 miligramos de cafeína, en comparación con aproximadamente los 100 miligramos que hay en una taza de café de 6 onzas.
Las bebidas energéticas también contienen otros ingredientes, como azúcar e hierbas, y expertos médicos han advertido que pueden causar problemas.
Los representantes de la industria defienden las bebidas energéticas, al afirmar que contienen tanta cafeína por onza como el café. Pero las personas a menudo consumen una gran cantidad de bebida energética de una vez.
En el nuevo informe, los investigadores examinaron siete estudios. En ellos, un total de 93 participantes tomaron bebidas energéticas y se les midió el «intervalo QT», y a otros 132 se les midió la presión arterial. En la mayoría de los estudios, los participantes (de 18 a 45 años de edad) bebieron de una a tres latas de Red Bull.
El intervalo QT es una medida del electrocardiograma (ECG) de cómo se reajusta el corazón a sí mismo electrónicamente al latir. Un intervalo más alto aumenta el riesgo de que se cree un «cortocircuito» en el corazón y posiblemente llegue a matar a una persona.
La revisión halló que los intervalos QT se prolongaban después de haber consumido bebidas energéticas. Las autoridades federales alertarían sobre esto si un medicamente produjera este tipo de efecto, afirmó el coautor de la revisión, el Dr. Ian Riddock, cardiólogo preventivo en el Centro Médico David Grant en la Base Travis de las Fuerzas Aéreas, en California.
No se sabe si la culpable es la cafeína o los otros ingredientes, «aunque nos inclinamos a pensar que son estos últimos», afirmó Riddock.
Una pregunta importante que necesita respuesta, comentó White, es si el efecto sobre el corazón aumenta si una persona consume más cantidad de esta bebida de una vez o si alcanza un tope y permanece ahí.
La revisión también descubrió que la presión arterial sistólica (la cifra superior de la presión arterial) aumentó 3.5 puntos después de que los participantes consumieran las bebidas. Esto no es sorprendente si se considera el nivel de cafeína que contienen las bebidas, indicó Riddock. «Pero si esto sucede a un nivel crónico, entonces es preocupante», aseguró.
Entonces, ¿qué deben hacer los consumidores? Se necesita más investigación, afirmó Riddock, y «hemos de empezar a pensar si necesitamos regular este tipo de cosas mejor».
Los hallazgos de la revisión se presentaron el jueves en la reunión de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) en Nueva Orleáns. El informe no ha pasado por el proceso de revisión de profesionales a la que la investigación ha de someterse a fin de se publique en una revista científica.
Fuente HealthDay News