La procuradora general adjunta para Asuntos de la Mujer, Roxanna Reyes Acosta, afirmó que las trabajadoras sexuales son víctimas en la República Dominicana, por lo que dijo se hace necesaria la implementación de políticas públicas que promuevan empleos para las mismas, como forma de enfrentar la explotación sexual a que son expuestas.
“Se trata de una manifestación de violencia masculina hacia las mujeres, niños, niñas y adolescentes. Oficialmente reconocida como una forma de explotación, lo que constituye un problema social significativo. En consecuencia, la igualdad de género será cada vez más difícil, mientras los hombres, compren, vendan y exploten a mujeres, niñas, niños y adolescentes, prostituyéndolos”, manifestó, al tiempo que destacó la importancia de que la demanda sea considerada un problema tanto a nivel mundial como local.
Definió la prostitución como una expresión más de la violencia de género, la cual, dijo, “es otra forma de violencia ejercida, principalmente, hacia mujeres y niñas, con grave riesgo para su salud y calidad de vida, vulnerando sus derechos”.
La procuradora adjunta Reyes Acosta basó sus planteamientos en el contenido de las disposiciones de instrumentos jurídicos internacionales como la Carta de las Naciones Unidas, la- Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre los Derechos del Niño, la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Contra la Mujer, así como las Reglas de Brasilia sobre acceso a la Justicia de las personas en condición de vulnerabilidad y la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Sostuvo que la prostitución trata de violencia y opresión, de indefensión de las mujeres, drogas y criminalidad, de poder y sumisión, al tiempo que calificó de inaceptable la compra de la sexualidad de otra persona, “sean estos mujeres, hombres, o niños, niñas y adolescentes”.
A seguidas expresó “destacamos, por ejemplo, como Suecia trata la prostitución como una forma de violencia hacia las mujeres sancionando a los hombres que las explotan comprando servicios sexuales, tratando a las trabajadoras sexuales, en su mayoría, como víctimas que requieren ayuda educando además a la población para contrarrestar el histórico sesgo masculino que por tanto tiempo ha atascado el pensamiento acerca de este delito.
Dijo que la prostitución percibe como una forma masculina de violencia hacia las mujeres, considerando a las trabajadoras sexuales como víctimas, haciéndose necesario que el Estado vea el fenómeno desde la perspectiva femenina. “Los países en su gran mayoría, continúan entendiendo la prostitución desde un punto de vista esencialmente masculino”.
En ese orden, se refirió al artículo 1 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos, celebrada en Viena en 1993, y en la Conferencia de Pekín, donde la violencia de género fue definida como «cualquier acto de violencia basado en el sexo que dé lugar o pueda dar lugar a un perjuicio o sufrimiento físico, sexual o psicológico de las mujeres, incluidas las amenazas de tales actos, la coerción o las privaciones arbitrarias de libertad, ya ocurran en la vida pública o en la privada».