Panamá. Un proyecto científico que involucra a España y Panamá en la creación de una vacuna para combatir una enfermedad parasitaria causada por una «mosca de la muerte» sienta un precedente como la primera investigación de este tipo en el país centroamericano.
Mosca

Se trata de científicos de la Universidad de Panamá que junto a colegas de la Universidad de Granada han creado y patentado lo que puede llegar a ser la primera vacuna para evitar la miasis provocada por las larvas de la Dermatobia Hominis con un fondo de 80.000 dólares (58.000 euros).



La Dermatobia Hominis o «mosca de la muerte» transmite un mal que enferma a hombres y animales y que en Panamá ataca al ganado causando pérdidas de unos 14 millones de dólares (10 millones de euros) al año.

La miasis es causada por la infestación en la piel de larvas de moscas y la originada por Dermatobia Hominis es relativamente frecuente en zonas endémicas, aunque se han registrado casos en España la mayoría de los cuales en personas que viajaron a países latinoamericanos.



El contagio con estas larvas se da por la picadura de un hematófago donde la hembra de Dermatobia ha depositado previamente sus huevos en el abdomen y de allí se adhieren a la piel, la perforan y se alimentan del tejido vivo, provocando ulceraciones.

Entre los hematófagos están las hembras de mosquitos, garrapatas, zancudos, pulgas, piojos, algunos murciélagos y sanguijuelas.

El equipo de científicos panameños está integrado por Argentina Ying, Gloria González y Gilberto Eskildsen.

El haber creado la vacuna y compartir su patente al 50 % entre ambas universidades lo consideran hechos «importantes», por los variados beneficios que se derivarán de este descubrimiento.

El experimento se basó en extraer proteínas de las larvas de la Dermatobia Hominis y elaborar péptidos (fragmentos de proteína) inmunogénicos para crear la vacuna.

La directora del proyecto, Argentina Ying, del departamento de Microbiología de la Universidad de Panamá, dijo a Efe que la idea surgió en 2005.

Según explicó, los primeros pasos hacia la investigación se dieron ese año con el apoyo de la Unión Europea (UE).

La UE, mediante un programa científico, convocó a investigadores de la Universidad de Panamá y otras instituciones a presentar propuestas de investigación innovadoras y aplicables, ganando la vacuna contra la Dermatobia Hominis.

Otro elemento importante era que tuviese una contraparte europea.

Esto se cumplió y la UE financió la llegada a Panamá de la contraparte española para el estudio, el científico Antonio Osuna, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada.

«Seleccionamos esto (el proyecto) por un estudio previo sobre el impacto económico realizado por la Facultad de Economía que había determinado que las pérdidas económicas en Panamá eran casi de 14 millones (de dólares) anuales, en cuanto uso de insecticidas para el control de la mosca, la pérdida en producción de leche, carne y el riesgo además de contaminantes», señaló Ying.

Este año se inoculó la vacuna a terneros de una finca en el distrito de David, provincia panameña de Chiriquí fronteriza con Costa Rica, lo que tardó unos seis meses, indicó, con un resultado del 90 % de inmunización.

La directora del proyecto dijo que han investigado la incidencia en humanos pero que no es fácil porque no se tienen estadísticas.

Esta es la primera investigación de su tipo en el país con ayuda exterior y es la primera patente de la Universidad de Panamá que le ayuda en su acreditación internacional, afirmó la científica.

«Desde otro punto de vista -agregó Ying- es importante porque podemos, con este ensayo que hemos hecho y los resultados que hemos tenido, tener la probabilidad bastante grande de que se pueda licenciar (comercializar) esta patente y pueda rendir beneficios económicos para las instituciones y para el país».

Para la científica Gloria González, doctoranda en Biotecnología por la Universidad de Granada, apenas es el inicio de la labor de investigación que debe ir a una próxima etapa con un número mucho mayor de animales para hacer evaluaciones más completas.

Matizó que «todavía no podemos hablar que es una vacuna que va a salir al mercado, sino que estamos en etapa iniciales de su desarrollo, así que en futuros ensayos que hagamos podremos llegar hasta el final de la investigación con resultados mucho más contundentes con valor estadístico significativo», afirmó González.

Consideró que lo de más valor en este momento es la contribución directa que hace el conocimiento científico para combatir la miasis.

Gilberto Eskildsen, profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, dijo que el grupo elabora un artículo sobre la investigación para publicarlo en una revista de «alto impacto y alto nivel científico».

Eskildsen señaló que uno de los principales retos fue conseguir los fondos para los experimentos, «que son costosos», a lo que se sumaron procesos «muy engorrosos» para adquirir los reactivos para acelerar los resultados. EFE