Ciudad del Vaticano. El papa Francisco sostiene que la Eucaristía «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles, para que los que busquen a Jesús lo encuentren, pues si algo ha de inquietar es que tantos hermanos vivan sin la amistad de Jesús».

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Se trata de una afirmación del pontífice en la Exhortación Apostólica Evangelio Gaudium, la primera del papa Francisco tras los trabajos del Sínodo de Obispos, celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012, dedicado a «la nueva Evangelización para la transmisión de la fe».

«A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana. Es la casa donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas», dijo en referencia a los divorciados que se han vuelto a casar.



El papa insiste en que en que «tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera».

«La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre», insiste en su Exhortación.

Uno de los signos concretos de esa apertura -asegura- «es tener los templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas».

El papa argentino animó a los religiosos a salir para ofrecer a todo la vida de Jesucristo.

Y aseguró: «prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades».