Ginebra. El 50 % de los trabajadores filipinos que han perdido su trabajo de forma temporal o permanente debido al tifón Haiyan estaban empleados en el sector servicios, en total unos 2,8 millones de trabajadores que ya no disponen de esa fuente de ingresos para vivir.
El número de filipinos que no han podido volver a sus puestos de trabajo después del desastre natural asciende a 5,6 millones, de los que 1,8 millones son agricultores y en torno al 15 % pertenecían al sector industrial, según datos difundidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
«Por lo menos 2,4 millones de trabajadores afectados ya se encontraban en una situación de vulnerable antes del tifón, a menudo viviendo cerca del umbral de la pobreza, haciendo cualquier trabajo para sobrevivir y poder mantener a sus familias», señaló en un comunicado el director de la oficina de la OIT en Filipinas, Lawrence Jeff Johnson.
También destacó que «estas personas han perdido lo poco que tenían para empezar de nuevo, no tienen casa, ni ingresos, ni ahorros y nadie a quien pedir ayuda».
La OIT trabaja junto con los departamentos de Trabajo y de Bienestar Social y Desarrollo para poner en marcha programas de empleo y hacer frente a las necesidades de reconstrucción del país.
«Estos programas cumplen con la regulación de Filipinas y de las normas internacionales del trabajo, lo que garantiza que las personas no sean explotadas mientras ayudan a reconstruir sus comunidades y las economías locales», explicó Johnson.
Los trabajadores que se benefician de los programas de empleo de emergencia reciben un salario mínimo, son contratados al menos quince días y tienen beneficios de protección social.
«Este es un primer paso para reactivar la economía y poner a las comunidades afectadas de nuevo en el asiento del conductor en la reconstrucción de sus vidas, garantizando un salario mínimo y protección social, lo que ayudará a estimular el crecimiento económico y a acelerar el proceso de recuperación», añadió Johnson.
La OIT recordó que el tifón Haiyan, que asoló Filipilas el pasado 8 de noviembre, mató a más de 5.000 personas, destruyó más de un millón de viviendas y afectó a 14 millones de personas.