La mayoría de los padres anhelan que sus hijos sean personas estables emocionalmente, que se relacionan sanamente con los demás y poseen mucha seguridad en sí mismos. Sin embargo, algunos no se dan cuenta que su modelo de crianza está haciendo que los niños apunten precisamente a la dirección contraria.

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En este sentido, María Pérez Orozco, psicopedagoga y profesora del Grado de Infantil de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir), señala que cuando los niños se crían en un ambiente hostil, donde predomina la mentira, falta de voluntad, respeto y compromiso es probable que los pequeños se vuelvan psicológicamente inestables. Lo que también favorece la baja autoestima y falta de autonomía.

Por ello, la profesional entrega algunos consejos para que los niños sean sanos emocionalmente en el presente y futuro.



1. Dar seguridad y confianza

“Los padres deben focalizar sus energías en conseguir el difícil, pero no imposible, equilibrio entre firmeza y cariño”, afirma.

2. Coherencia entre ambos padres

“Si unos padres acuerdan algo, tanto positivo, refuerzo, como negativo, reprimenda hacia un inadecuado comportamiento, es fundamental que sean coherentes ante sus acuerdos, promesas o castigos cumpliéndolos invariablemente”, indica la especialista, añadiendo que “de esta forma se transmite constantemente, no solo coherencia y firmeza, sino también aspectos muy positivos como la sinceridad y el compromiso”.

En cambio cuando los papás comienzan a contradecirse entre sí “crean en los hijos emociones contradictorias, confusiones y sentimientos ambivalentes”.

3. Ir en la misma dirección en aspectos generales

En concordancia con el punto anterior, la experta señala que “al hablar de educación en la misma dirección hacemos referencia a los valores que se quieren transmitir y desarrollar, a las prioridades educativas, a los acuerdos familiares, a las normas a seguir… vividas en el seno familia”.

“Más vale equivocarse juntos que acertar por separado. Caminar juntos sin censurarse el uno al otro, sin anularse mutuamente en relación a la educación de los hijos y sin revocarse. Cuando los padres van cada uno bajo su prisma y estilo parental, los hijos psicológicamente se desarrollan desconfiados e inseguros, pues en la mayoría de las situaciones no saben a qué atenerse”, concluye.

4. Ser ejemplo de valores

“Estos valores se centran sobre todo en la sinceridad, la generosidad, la amabilidad, la bondad o la tolerancia a la frustración como valores imprescindibles para una salud emocional óptima”, explica.

Asimismo, Pérez indica que el respeto a la diversidad, la voluntad, el orden, el compromiso, la creatividad o la honestidad “son considerados valores transcendentales y esenciales para un equilibrio psicológico adecuado en los niños y, en definitiva, para que se desarrollen seguros y felices”.

5. Tener una buena comunicación familiar y poner “etiquetas” a los sentimientos

“Es una buena terapia de desarrollo de inteligencia emocional con el fin de que se autoconozcan mejor y descubran sus propios sentimientos y los de los demás miembros de la familia”, asegura la especialista.

La experta indica que es importante inculcar los valores y pautas de comportamiento en la niñez (hasta los 12 años) porque después en la pubertad y adolescencia es mucho más difícil, porque los jóvenes están pasando por crisis de identidad propias de la edad.