María Gabriela Chávez, la hija del fallecido exmandatario venezolano Hugo Chávez, podría estar involucrada en un escandaloso caso de corrupción relacionado con la venta, por valores muy superiores a los del mercado, de arroz desde Argentina hacia Venezuela, según denunció el diario argentino Clarín.

Maria Gabriela Chavez y Cristina Fernandez



El hecho, en el que también aparece involucrado un ministro argentino y un embajador, tiene indignado al gremio arrocero argentino, que informó de lo sucedido a las autoridades sin recibir ninguna respuesta concreta.

De acuerdo con el medio, “en los embarques de arroz dirigidos al país caribeño, la única beneficiada es una firma desconocida en el sector, que vende a precios muy inflados y cuyos dueños tienen trato directo con el ministro Julio de Vido, el embajador (argentino en Caracas) Carlos Cheppi y María Gabriela Chávez”, señala.



En mayo del 2013, Argentina y Venezuela firmaron un acuerdo bilateral para la exportación de 80.000 toneladas de arroz. En ese momento, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, hizo el anuncio en la Casa Rosada, durante una visita al país del presidente Maduro, y advirtió que el negocio sería hecho por los arroceros, sin intermediarios.

Sin embargo, la empresa Bioart S. A. fue la única en recibir los permisos para exportar el grano a Venezuela.

En total, dicha compañía ha registrado negocios por 23 millones de dólares, según el  Clarín.

Diversos testimonios recogidos por el medio señalan que la cara visible de Bioart S. A. es Roberto Vignati, un empresario de 35 años procedente de Arteaga, un modesto pueblo a 110 kilómetros de Rosario. “Es evidente el notable progreso económico en los últimos meses de Vignati, quien no disimula ni en su propio pueblo”. “En las redes sociales tampoco oculta su admiración por los Kirchner ni por el fallecido Hugo Chávez. El joven viaja seguido a Venezuela y tiene vínculos con la política local. Un mes antes de comenzar con los embarques de arroz, en febrero, estuvo con Cheppi y la hija de Chávez”, reseña Clarín.

Fuente www.eltiempo.com