Santo Domingo. En República Dominicana se pierden 965 millones de calorías en la venta al detalle, lo que bastaría para satisfacer las necesidades nutricionales de más de 524.000 personas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en el país (FAO).

Mercadom vegetales



Asimismo, la oficina de la FAO en la República Dominicana difundió en un comunicado que el hambre afecta a cerca de 1,6 millones de personas en el país.

El informe «Pérdidas y desperdicios de alimentos en América Latina y el Caribe» de la oficina regional de la FAO, revela que las calorías que se pierden en el país con la venta al detalle (es decir, en supermercados, ferias libres, almacenes y demás puestos de venta retail) bastarían para satisfacer las necesidades nutricionales de más de 524.000 personas, permitiendo reducir el hambre del 15,6 % al 10,5 %.



Actualmente, la FAO está realizando un sondeo para estimar la cantidad de alimentos que se desperdicia o se pierde en la República Dominicana, con el fin de definir una estrategia de reducción de estas pérdidas, reveló Gero Vaagt, representante de la organización en el país.

Vaagt explicó que una de las acciones para reducir las pérdidas consiste en destinar estos comestibles a suplir a los bancos de alimentos o emplearlos en otros fines, como sería la cadena de producción de alimentos para animales o en la reconversión en otro tipo de productos.

A nivel de la región de América Latina y el Caribe, se pierden y desperdician más alimentos que los que son necesarios para satisfacer las necesidades nutricionales de las 47 millones de personas que aún sufren hambre en estos países, indica el comunicado.

«Cada año la región pierde o desperdicia alrededor del 15 % de sus alimentos disponibles, lo que impacta la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, reduce la disponibilidad local y mundial de comida, generan menores ingresos para los productores y aumentan los precios para los consumidores», explicó el representante regional de la FAO, Raúl Benítez.

Benítez agregó que las pérdidas y desperdicios también tienen un efecto negativo sobre el medio ambiente debido a la utilización no sostenible de los recursos naturales.

Según la FAO, las pérdidas se refieren a la disminución de la masa disponible de alimentos para el consumo humano en las fases de producción, postcosecha, almacenamiento y transporte.

En cuanto al desperdicio de alimentos, se refiere a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar alimentos que todavía tienen valor nutricional y se asocia principalmente con el comportamiento de los vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y los consumidores.

Las pérdidas y desperdicios ocurren a lo largo de la cadena alimentaria, según apuntó la FAO.

En la región, el 28 % ocurre a nivel del consumidor, el 28 % a nivel de producción, el 17 % en el mercado y distribución, el 22 % durante el manejo y almacenamiento y, el 6 % restante a nivel de procesamiento.

Con los alimentos que se pierden en la región, sólo a nivel de la venta al detalle se podría alimentar a más de 30 millones de personas, es decir, al 64 % de quienes sufren hambre en la región.

A nivel global, entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos anualmente para consumo humano se pierde o desperdicia, dijo la FAO, lo que equivale a cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos, indicó la organización.

La FAO calcula que dichos alimentos serían suficientes para alimentar a 2.000 millones de personas. EFE