La organización mundial de la salud (OMS) tiene en agenda una seria de variables que atender en el mundo de hoy, la proliferación de algunos virus en territorio americano y africano recuerda las grandes pandemias que se desataron en años recientes, en recuerdos tan vivos en la mente de la sociedad moderna como la influenza AH1N1 hasta llegar a los embates del ébola y la conocida fiebre Chikungunya que vienen avanzando de manera acelerada ante el colapso de los sistemas de salud en algunos países.
El chikungunya fue detectado por primera vez en Tanzania en 1952. A partir de 2004, se han reportado brotes intensos y extensos en África, las islas del Océano Índico, la región del Pacífico incluyendo Australia y el sudeste asiático (India, Indonesia, Myanmar, Maldivas, Sri Lanka y Tailandia). El origen de esta palabra viene de la lengua africana makonde, que quiere decir “doblarse por el dolor”.
En ese sentido, la OPS/OMS está llamando a los países de la región a fortalecer sus estrategias para prevenir y controlar el dengue, que también pueden aplicarse para prevenir y controlar chikungunya. Éstas contemplan seis líneas de trabajo: la atención a los pacientes, la comunicación social, la vigilancia epidemiológica, la capacidad de diagnóstico en los laboratorios, el manejo integrado de vectores y el medio ambiente.
En ese contexto, la organización pide a los países que intensifiquen las acciones para controlar la presencia del mosquito transmisor. Esto implica desde campañas de información y educación a la población sobre cómo eliminar los criaderos de mosquitos en los hogares, hasta actividades para eliminarlos en áreas comunales (parques, escuelas, cementerios, por ejemplo), o eventualmente jornadas de fumigación en los casos donde técnicamente sea necesario.
Hay tres factores para una transmisión rápida que se ha documentado también en otros países: 1) Se trata de un nuevo virus para Las Américas. 2) Como es un virus nuevo, toda la población es susceptible de adquirir el chikungunya porque no tiene defensas, y 3) Además, la presencia del mosquito Aedes está ampliamente distribuido en el lugar por las condiciones de clima, temperatura y humedad de los países tropicales.
Entre tanto, el otro quebradero de cabeza surge desde el Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional de la OMS, pues declara que la epidemia de fiebre hemorrágica del ébola es una «emergencia de salud pública de alcance mundial». El brote actual de ébola se originó en Guinea en diciembre de 2013. Actualmente, el virus se registra en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona
La OMS estima que la duración del brote será de nueve meses y calcula que se darán unos 200 mil casos de ébola. Sin embargo los científicos estadounidenses consideran, en base a las tasas de crecimiento de la enfermedad actuales que podrían registrarse hasta 20 mil casos de contagios al mes.
Las esperanzas ahora mismo se encuentran en los laboratorios con la posible fabricación de antídotos experimentales, la primera de las dos vacunas, cAd3-ZEBOV, la está desarrollando la compañía GlaxoSmithKline (GSK) en colaboración con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos. En tanto, la segunda, rVSV-ZEBOV, fue desarrollada por la Agencia de Salud Pública de Canadá. En seis meses, el ébola ha infectado a 6.553 personas y ha causado la muerte de 3.100, lo que la ha convertido en la mayor epidemia de esta enfermedad jamás registrada desde 1976.
El mundo se debate hoy entre estas y otras enfermedades levantando las alarmas de tantas naciones, pues estas epidemias se propagan y nos recuerdan que la salud es algo que verdaderamente se valora cuando ya no se tiene, por tal motivo es excelente la hora para tomar las medidas de prevención, y ajustar seriamente los sistemas sanitarios para enfrentar cualquier posibilidad que ponga en peligro la supervivencia de la sociedad como la conocemos.
Daniel Merchán M
@Daniel_Merchan en Twitter.