LONDRES. La policía británica tendrá que indemnizar con 425.000 libras ($681,000, 539,000 euros) a una mujer que tuvo un hijo con un hombre del que ignoraba que era espía, informa la prensa británica este jueves.

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La condena es el resultado de una batalla legal emprendida por varias mujeres que se han sentido utilizadas para tener relaciones con agentes secretos enviados para espiar a activistas políticos.

Conocida simplemente como «Jacqui», la mujer dijo que había tenido que recibir tratamiento psiquiátrico desde que descubrió la verdadera identidad del padre de su hijo por un periódico en 2012.



«Se presentó como Bob Robinson, un radical de izquierdas de pelo largo», dijo «Jacqui» al diario Guardian.

«En realidad, era agente de la unidad de la policía secreta, una brigada especial para manifestaciones y estaba embarcado en una misión de cinco años para infiltrar a los grupos defensores del medio ambiente y los animales», dijo.

El hombre desapareció de su vida cuando su hijo tenía dos años, y regresó con su familia original, sus hijos, y recuperó su verdadera identidad.

Este agente, que es en la actualidad un académico, era uno de los numerosos oficiales que desempeñaban funciones encubiertas dentro la brigada especial para manifestaciones que existió entre 1968 y 2008.

En 2012 se vio confrontado en una conferencia por miembros de Greenpeace de Londres, que aseguraron que había infiltrado su grupo en la década de los 1980 en sus campañas sobre la energía nuclear y el medio ambiente.

La policía reconoció después que había sido un agente encubierto.

Un portavoz de Scotland Yard pidió «sinceras disculpas por el dolor y el sufrimiento que causó esta relación».

Sin embargo, agregó que «la política no era que los agentes utilizaran las relaciones sexuales para ejercer un control».

En agosto, cuatro exagentes de la brigada fueron exculpados por tener relaciones con mujeres cuando eran agentes secretos.

Sin embargo, hay en curso varias demandas que afectan a espías.