Camilla EjecucionesLa fallida ejecución de un asesino en Oklahoma (en el sur de EEUU) el año pasado parecía «una película de terror», dijeron varios testigos en unas entrevistas publicadas el lunes, que han dejado al descubierto la magnitud de la chapucería con que se manejó el procedimiento.

La ejecución de Clayton Lockett se volvió noticia mundial cuando el prisionero tardó en morir 43 minutos, en lugar de los usuales 10. La inyección letal contenía un coctel de medicamentos que no habían sido probados ni usados previamente en Estados Unidos.



El diario local The Tulsa World, que demandó a las autoridades estatales para exigir transparencia en lo ocurrido el 29 de abril de 2014, divulgó el lunes cerca de 5.000 páginas de transcripciones basadas en cerca de 100 entrevistas con testigos del departamento de Salud Pública. El testimonio pinta un sórdido relato de la muerte de Lockett. Según ellos, los funcionarios médicos hicieron múltiples -fallidos- intentos de hallar la vena en el cuerpo del prisionero mientras corrían a completar otra ejecución que tenían prevista ese mismo día. La agónica muerte de Lockett se produjo cuando se decidió introducir el coctel letal en su cuerpo a través de la arteria femoral. Pero el producto, llamado midazolam, comenzó a filtrarse en los tejidos en lugar de circular por las venas.

De acuerdo con las declaraciones de testigos publicadas en The Tulsa World, la cámara de ejecución era «un caos llenos de sangre». Un testigo dijo que la escena era «como una película de terror», porque Lockett se retorcía en su camilla cuando se suponía que tenía que estar inconsciente. El tribunal de apelaciones estadounidense describió la ejecución como «un desastre de procedimiento» y el Tribunal Supremo escuchará en abril otro caso que también involucra a un prisionero en el corredor de la muerte de Oklahoma.



La paramédica que llevó a cabo el procedimiento dijo a los investigadores que no tenía experiencia practicando intravenosas en la femoral. El doctor tampoco parecía tener experiencia. Cuando la paramédica le dijo al médico que la aguja que estaban usando parecía demasiado corta para una inyección en la femoral, el doctor respondió: «Bueno, tendremos que arreglarnos para que funcione». AFP