El director del Servicio Secreto de Estados Unidos, Joseph Clancy reconoció la existencia de un problema de alcoholismo en esta fuerza de élite encargada de la protección presidencial, cuya imagen se ha visto afectada por distintos escándalos en los últimos tiempos.
Luego de su designación a mediados de febrero, Clancy acudió este martes a su primera audiencia parlamentaria, donde fue criticado por varios legisladores visiblemente indignados por el último incidente relacionado con la agencia, ya que dos de sus miembros chocaron con su vehículo el 4 de marzo contra una barrera de seguridad de la Casa Blanca, luego de una fiesta donde hubo mucho consumo de alcohol.
El nuevo director, bajo presión de los miembros de la Cámara de Representantes, dijo que se había abierto una investigación sobre el incidente y que los dos agentes incriminados habían sido desplazados a funciones administrativas fuera de la Casa Blanca a la espera de un probable despido.
“Hay elementos en nuestra agencia que enfrentan el estrés volcándose hacia el alcohol” y que causan “grandes daños” al resto del personal, admitió, refiriéndose también a hechos anteriores, como un viaje presidencial a Holanda en que previo a éste agentes del Servicio Secreto se emborracharon.