Esta semana científicos de Estados Unidos presentaron una interesante propuesta que se sostiene en la captura del dióxido de carbono —gas invernadero que provoca el cambio climático— para generar energía limpia, esto en el marco de la reunión europea de Geociencias que se celebra en Viena.

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La idea desarrolla la existente técnica de captura del dióxido de carbono (C02) que emiten las centrales termoeléctricas: el gas se inyecta a grandes profundidades en embalses naturales donde queda atrapado por la roca impermeable que lo cubre.

La temperatura, que crece con la profundidad, hace que el gas se vuelva muy fluido y pueda usarse para transportar a la superficie, a través de pozos verticales, el calor y la presión que serviría para mover turbinas de producción de electricidad y sustituir al agua que utilizan las actuales plantas geotermales.



“Me gusta pensar que es una energía renovable que usa energía fósil como materia prima”, explica a Efe Jeffrey Bielicki, profesor de laUniversidad Estatal de Ohio y uno de los desarrolladores de una propuesta de la que se habla hace tiempo en Norteamérica.

“Los combustibles fósiles no van a desaparecer”, opina este científico, al recordar que estas fuentes de energías son muy abundantes y permiten producir energía que, si no se consideran los daños medioambientales, es barata.

Aunque Bielicki reconoce que esta técnica está aún en una fase de desarrollo, confía en que el incentivo económico que encierra ayude a que fluya la financiación.

De momento, gran parte de la tecnología y las técnicas necesarias para el almacenamiento de C02 o las plantas geotermales ya existen aunque, como dice Bielicki, “no se han puesto de una forma integrada”.

Entre los riesgos de esta tecnología destaca el de fugas que pudieran contaminar acuíferos potables, una posibilidad que Bielicki ve poco probable, ya que ese agua está muy por encima de las niveles a los que se inyectaría el C02.