Zurich, Suiza. De la detención el miércoles 27 de mayo de siete dirigentes de la FIFA, en su hotel de Zúrich, a la dimisión de Joseph Blatter este martes 2 de junio, pasó casi una semana para hacer caer de su pedestal al poderoso patrón del fútbol mundial.

– Miércoles 27 de mayo:

El mundo del fútbol se prepara para reunirse en Zúrich. La reelección de Sepp Blatter a la cabeza de la FIFA para un quinto mandato está programada. Pero, la policía suiza va a ser protagonista horas antes del comienzo del 65º Congreso de la FIFA.



Blatter

A petición de la justicia estadounidense, siete representantes de la FIFA fueron arrestados a las 06h00 (04h00 GMT) en el hotel de cinco estrellas Baur au Lac, sospechosos de haber recibido 150 millones de dólares desde los años 90, gracias a su posición poderosa en el fútbol.



«Es un día triste para el fútbol», comentó el príncipe jordano Ali bin al Hussein, único candidato en liza contra el suizo Blatter.

La fiscalía suiza hizo cundir el pánico cuando entró en la sede de la instancia internacional en busca de documentos concernientes a la atribución de las Copas del Mundo de 2018 y 2022 en Rusia y Catar, respectivamente.

A las 11h00 (09h00 GMT), la FIFA organizó una rueda de prensa de urgencia, para intentar sofocar el incendio. Enviado a primera línea, Walter De Gregorio, director de comunicación, aseguró que la elección del nuevo presidente se mantenía y que Blatter, y su brazo derecho, el secretario general Jérome Valcke, no estaban implicados.

«No me vais a creer, pero es un buen día para la FIFA», declaró.

Pero, el tsunami llegó a costas americanas, donde el Departamento de Justicia anunció la imputación por corrupción de nueve cargos de la FIFA y cinco socios de la instancia mundial.

Comenzaron a salir voces discordantes, como Michel Platini, el presidente de la UEFA, que anunció una reunión extraordinaria de los europeos a media tarde.

Lejos de allí, las investigaciones seguían en Miami en la sede de la Confederación de América del Norte, Central y Caribe (Concacaf), de donde los agentes federales se llevaron decenas de cajas.

Estas primeras acusaciones no son «más que el principio», aseguró la fiscal federal de Brooklyn, Kelly Currie, mientras que un investigador del fisco estadounidense calificó este escándalo FIFA como la «Copa del Mundo del fraude».

Llega la tarde en Varsovia y la UEFA pide el aplazamiento del Congreso de la FIFA y de las elecciones, estimando que «la corrupción está profundamente arraigada en la cultura de la FIFA».

A las 20h00 (18h00 GMT) llega la primera reacción de Blatter, admitiendo «un momento difícil para el fútbol, los aficionados y la FIFA».

– Jueves 28 de mayo:

La presión es máxima sobre Blatter. «Vete», tituló el Bild en Alemania, «FIFA Nostra», fue la portada del diario francés Liberation.

En Moscú, Vladimir Putin acusó a los Estados Unidos de utilizar a la justicia para «impedir la reelección» de Blatter. «Es una violación muy burda de las reglas de funcionamiento de las organizaciones internacionales», declaró el presidente.

François Hollande en Francia, David Cameron en Londres, entre otros jefes de Estado, se declararon a favor de un aplazamiento de las elecciones.

Mientras, Platini desveló que pidió a Blatter que dimitiera. Pero nada surte efecto, y las elecciones se celebran al día siguiente.

– Viernes 29 de mayo:

A las 09h30 (07h30 GMT), en un ambiente de tensión, el 65º Congreso de la FIFA se abre. Blatter «apela al espíritu de equipo» y aunque hay una alerta por bomba al mediodía, nada perturba la jornada, en la que la institución anuncia unos beneficios de 398 millones de dólares en el periodo de 2011-2014.

A las 17h00 (15h00 GMT) la votación comienza. Para sorpresa general, Blatter, que busca el quinto mandato, consigue 133 votos por 73 del candidato jordano, el príncipe Ali, en la primera vuelta.

Ali se retira antes de que comience la segunda vuelta y deja vía libre para la reelección de Blatter, que «promete dejar a su sucesor una FIFA más fuerte».

«Perdió el fútbol», se lamentaba el portugués Luis Figo, que también fue candidato antes de retirarse una semana antes de las votaciones.

Sin embargo para la FIFA todo va bien en el mundo, como si nada pasara: «Las Copas del Mundo de 2018 y 2022 se disputarán en Rusia y en Catar», aseguró Jerome Valcke.

– Sábado 30 de mayo:

En la radio televisión suiza RTS, Blatter ajustó cuentas y denunció una campaña de «odio» contra él, liderada por la UEFA de Platini y los Estados Unidos. «Perdono a todo el mundo, pero no olvido», lanzó.

En Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin alabó la «profesionalidad» del dirigente.

– Domingo 31 de mayo:

Sudáfrica reconoce una transferencia de 10 millones de dólares antes del Mundial-2010, pero niega que fueran sobornos, como sospecha la justicia americana.

En Suiza, el otro foco donde se desencadenó la tormenta el 27 de mayo, la justicia continúa los interrogatorios y no excluye llamar a Blatter en un futuro.

– Lunes 1 de junio:

La FIFA intenta recuperar el control anunciando la suspensión provisional de Enrique Sanz, secretario general de la Concacaf.

En Londres, el ministro de Deportes británico amenaza a la FIFA con organizar un «Mundial alternativo» en caso de «acuerdo sólido» entre países «aliados en Europa».

El fuego se avivó la noche del lunes, en Nueva York, con las nuevas acusaciones lanzadas por el prestigioso diario New York Times en las que se asegura que Jerome Valcke es el autor de la transferencia de 10 millones de dólares a cuentas gestionadas por el exvicepresidente de la FIFA, Jack Warner.

– Martes 2 de junio:

La FIFA reconoce por la mañana que la transferencia fue hecha en tres plazos, pero exonera a su secretario general de toda responsabilidad.

Esta suma se pagó «para el desarrollo del fútbol en el Caribe», asegura la FIFA, que espera poder sofocar este nuevo incendio.

A las 16h30 (14h30 GMT), el asunto alcanza un nuevo nivel con el anuncio de una rueda de prensa extraordinaria. Son cerca de las 19h00 (17h00) cuando Blatter toma la palabra para entregar las armas: «La FIFA necesita una profunda renovación. Aunque fui reelegido, no tenía el apoyo de todo el mundo del fútbol», dice antes de anunciar su dimisión y la convocatoria de un congreso extraordinario, entre diciembre de 2015 y marzo de 2016, de donde saldrá el próximo jefe del organismo.

Llegado a la FIFA en 1975, el suizo cierra la puerta y deja atrás 40 años de responsabilidad sobre el fútbol mundial, 17 de ellos como presidente.