Desde la muerte del ingeniero David Rodríguez en un baño de la OISOE, el pasado 25 de septiembre, no pasaron 15 días (7 de octubre) para que la sociedad volviera a conmoverse.

suicidio



Esta vez con la muerte de Argelio Ramírez Gómez, quien se lanzó desde el piso 14 del edificio gubernamental Juan Pablo Duarte. Y menos de un mes después, este domingo, el candidato a diputado Fernando Bermúdez se mató de un disparo en la cabeza.

Son muertes que impresionan y vuelven a colocar al suicidio en el centro de debates. El psiquiatra encargado de dirigir la Dirección General de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, Ángel Almánzar, explica que contrario a lo que se percibe, la cantidad de muertes por esta causa no ha sufrido aumentos. Pero sí aprovecha esta ocasión para hacer un llamado a crear una especie de “red, de malla” de contención a los suicidios.



“Hay que buscar ayuda siempre. Y como ya las estadísticas nos dicen que hasta el 85% de todo el que está pensando en suicidio debe de tener algún problema mental, hay que buscar ayuda de un especialista de salud mental. Si logramos que esa persona se provea de ayuda ya estamos intentando evitar que no menos de 85 personas de cada 100 no consuman esta idea”, argumenta.

Almánzar asegura que un gran porcentaje de los suicidios tienen señales como antesala. Por eso hace énfasis en el papel que juegan el entorno del enfermo mental –en el barrio, escuela, universidad o en el trabajo- en esta problemática. “Es la familia, son los más cercanos los que deben darle una mano amiga y decirle ´ven, busquemos ayuda que esto se resuelve´. Es una responsabilidad compartida, de todos”, señala.

Para el especialista, un suicidio, solo uno, es una tragedia que demuestra el fracaso de la sociedad en contener esa vida, no solo del sistema de salud. Y remata: “Es imposible que el servicio público o privado vaya detrás de cada sujeto, la labor nuestra es acercar los servicios a la comunidad para que acceda a ellos, pero tiene que ser previa demanda”.

A las muertes del ingeniero, de Ramírez Gonzáles y el aspirante a diputado, se les suman otros casos de intentos de alcance nacional, como aquella joven de 17 años que el 26 de agosto se lanzó desde el paso a desnivel de la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez, o el caso de Rafael Mejía, que también se lanzó de la plaza comercial Ágora Mall, el 3 de octubre. El psiquiatra explica que aunque se hayan elegido espacios públicos para estos fines, no se trata de un comportamiento nuevo. “Si analizas, las tendencias del medio para ejecutarlo (el suicidio) están dentro del ámbito. Por ejemplo, el salto al vacío es un salto al vacío, y no importa donde suceda. Un pistoletazo sigue siendo eso, aunque se haya cometido con un revolver, una pistola, fusil o ametralladora. Lo novedoso quizás ha sido lo impactante y la publicidad que han tenido”.

Cifras

Las estadísticas que maneja la Dirección General de Salud Mental arrojan que al 5 de octubre de este año, hubo 410 suicidios. Se trata de una cifra menor a los 438 muertos en el 2014; 443 en el 2013; 470 en el 2012; 497 en el 2011 o los 419 fallecidos por esta causa en el 2010, hasta esa fecha. “Como vemos, al cinco de octubre del 2015 con 410 es un número menor a esa misma fecha de los últimos cinco años”, reflexiona Almanzar.

Dolor y esperanza

“Siempre hay alguien cercano que puede mitigar el dolor y ayudar a disipar esa idea. Siempre hay esperanza y siempre, siempre, el suicidio es prevenible”, indica el psiquiatra, quien también advierte del dolor que causan estas muertes a los familiares. “En ese entorno cercano donde se cometió el acto, esa familia queda destruida.

Quiere muchas respuestas y no las encuentra. Padece muchísimo dolor y le embarga muchísimas culpas”, insiste. Desde hace tres meses han ocurrido otras tragedias de esta naturaleza. elCaribe aquí se refiere a los casos de más “publicidad”, como sugiere el psiquiatra Almánzar.

Fuente El Caribe/ Natalí Faxas