Se mostró tal como acostumbra: el verborrágico Donald Trump aseguró que será “el presidente más grande del empleo que Dios haya creado”, prometiendo que el mundo “va a respetar de nuevo” a Estados Unidos.
Tras su holgado triunfo en el estado de New Hampshire con un 34% de los votos republicanos, anotó una victoria anunciada en las proyecciones, en una zona pequeña pero simbólica de la carrera presidencial estadounidense.
El magnate de 69 años, que hizo su fortuna en la construcción, nunca ha ocupado un cargo público. Hasta anunciar su candidatura, su nombre era solo sinónimo de torres y casinos, matrimonios y divorcios de farándula, y “El Aprendiz”, el programa de telerrealidad del cual era el animador estrella.
Osa decir de todo, y en ocasiones dice lo que sea. Con un instinto temible, golpea donde más duele. No duda de nada.
Insulta a las mujeres, mexicanos, musulmanes, y sin embargo, su aparente cruda honestidad, desafío a la corrección política y un desdén hacia la clase política, lo mantienen en la cima de los sondeos desde que lanzó su candidatura en junio pasado.
Si es elegido a la Casa Blanca, promete construir un muro en la frontera mexicana, pagado por México, para combatir la inmigración ilegal. También quiere expulsar de Estados Unidos a los 11 millones de inmigrantes indocumentados, en su mayoría de origen latinoamericano.
Cerrar el país a musulmanes
Frente al terrorismo, habla de prohibir la entrada de los musulmanes a Estados Unidos. Afirma que “destruirá” el grupo yihadista Estado Islámico y “tomará el petróleo”.
El presidente ruso Vladimir Putin es un “líder”, dice elogiosamente. El “concepto de calentamiento global fue creado por los chinos”, denuncia.
Miles de estadounidenses, afectados por la globalización y que se sienten traicionados por las élites políticas, acuden a sus mitines. Impecablemente vestido, Trump llega en su Boeing 757, rotulado en letras gigantes con su nombre.
Por doquier lanza insultos a sus rivales: Ted Cruz es un tipo “desagradable”, que “a nadie le cae bien”, un mentiroso que flirtea con Wall Street. Jeb Bush es “realmente patético” y “falso”.
Hillary Clinton, invitada a su boda, “miente como una loca” y “fue vergueada” por Obama en 2008, dice sin tapujos. Bernie Sanders es un “desastre”.
Maestro de la exageración, juega con estadísticas y sus promesas carecen generalmente de planes concretos. Pero siempre sale ganando: sus declaraciones belicosas le aseguran una indetenible cobertura mediática con la que los otros candidatos solo sueñan.
Incapaces de encontrar una alternativa a Trump, quien conquista cerca del 36% de las intenciones de voto republicano a nivel nacional, la dirigencia del partido se desespera.
“Oportunista político”, “charlatán”, “egocéntrico”, denunciaron recientemente las plumas conservadoras en un número especial de la revista “National Review”. Es una “amenaza”.
Lucha libre y modelos
En 1971, Donald Trump tomó el control de la empresa paternal. Si su padre construía viviendas para la clase media de Brooklyn y Queens, el hijo prefirió las torres de lujo, los hoteles, casinos y campos de golf, desde Manhattan a Bombay, desde Miami a Dubai.
Su fortuna es objeto de debate. Trump divulgó que tiene más de 10.000 millones de dólares, pero la revista Forbes insiste que es menos de la mitad.
Su carrera ha tenido tropiezos, incluyendo decenas de procesos judiciales sobre sus negocios. Entre 1991 y 2009, cuatro de sus casinos y hoteles cayeron en la bancarrota.
Seguidor de la lucha libre, ha escrito populares libros sobre negocios y hasta 2015 fue copropietario de los concursos Miss Universo y Miss Estados Unidos.
Inscrito como demócrata hasta 1987 y republicano hasta 1999, desde entonces Trump ha oscilado entre los dos partidos, e incluso fue por un tiempo independiente.
Abandonó sus viejas posturas liberales sobre las armas y el aborto, y ahora abraza a la derecha del partido Republicano.
Trump tiene cinco hijos, tres con su primera esposa, la ex modelo checa Ivana, de la cual se divorció en 1992; una hija con su segunda esposa, la actriz Marla Maples; y un hijo con su esposa actual, Melania, una exmodelo eslovena. Tiene siete nietos.
AFP