Predappio, Italia. Un proyecto de «museo» sobre el fascismo en Predappio, el pueblo natal de Benito Mussolini, divide a Italia, que no ha saldado sus cuentas con su trágico pasado, pese a que el jueves se cumplen 71 años del fusilamiento del dictador.

La ciudad medieval y la ciudad moderna de Predappio, una localidad de 6.500 habitantes de la próspera región de Emilia Romaña, en el centro de la península, están unidas por la avenida que Mussolini ordenó construir y que enlaza la casa natal de su padre con la sede del ayuntamiento, antiguo apartamento oficial de la familia del dictador.



Mussolini

En medio, resalta la Casa del Fascio, un edificio de los años 1930, lleno de ventanales, de 2.400 metros cuadrados repartidos en tres plantas y abandonado desde hace veinte años.



Ese es el lugar que el ayuntamiento de centro-izquierda desea remodelar para abrir un centro de estudios y documentación sobre el régimen fascista.

Un proyecto que cuesta seis millones de euros y que a partir del 2019 albergaría, Entre otros, los miles de documentos que el parlamento acaba de desclasificar sobre ese periodo negro (1918-1933) de la historia de Italia, surgido entre las dos grandes guerras del siglo XX y que sirvió de modelo a Adolf Hitler para su Alemania nazi.

«Sólo la cultura y la investigación histórica pueden salvar a Predappio», explica el alcalde Giorgio Frassinetti, mientras explica a la AFP el proyecto en medio de los excrementos de pájaros que de momento ocupan el recinto.

Predappio es un lugar de culto para los nostálgicos, al que suelen acudir miles de italianos y curiosos para rendir homenaje al «Duce», fundador de los camisas negras y responsable de numerosas masacres y represalias, que supo usar la propaganda como pocos en la historia moderna.

«Es natural que surjan polémicas y que haya posiciones diferentes. Sin embargo creo firmemente que la única posibilidad de avanzar es abordar el problema sin prejuicios», sostiene el alcalde.

«El mayor enemigo que tenemos que combatir es la ignorancia, la banalización de la historia», sostiene Frassineti, quien se inspira en el centro de documentación sobre el nazismo abierto el año pasado en Múnich (Alemania).

«Creo que Italia también debe saldar sus cuentas», dice.

Para el profesor de historia Contemporánea Marcello Flores llegó el momento de superar el «juicio moral» sobre el fascismo, de «condena sin entenderlo», lo cual no significa elogiar o compartir esa ideología.

Memoria y negacionismo 

Pese a que el tema resulta complejo y es «tabú» para algunos historiadores, el gobierno de centro-izquierda liderado por Matteo Renzi se ha comprometido a aportar fondos para el proyecto, que más que un museo debe ser un centro de estudios.

La idea es reunir expertos y profesores para indagar sobre el fascismo, que el diccionario define como un «movimiento totalitario y nacionalista».

Por el momento Predappio sigue siendo un lugar de peregrinaje. Al menos 50.000 personas visitan cada año la ciudad, según el registro oficial de la cripta de Mussolini.

Es el caso de cuatro visitantes, vestidos con camisas negras, que han viajado desde Treviso (norte) para visitar la tumba y la casa del dictador, un rito que suelen cumplir tres veces al año coincidiendo con el aniversario del nacimiento, de la muerte y de la Marcha sobre Roma, que marcó el inicio del régimen.

«El único error que ‘ese señor’ hizo fue aliarse con Hitler», sostiene Orlando Bonotto, de 65 años, que viste la camisa negra heredada de su padre, que igual que otros simpatizantes del fascismo nunca pronuncia el nombre de Mussolini.

Por su parte Carlo Sarpieri, presidente de la asociación local de partisanos italianos, que combatieron el fascismo, es favorable a crear un centro de estudios pero con condiciones.

«El resultado de esta operación (…) tiene que ofrecer una lectura compartida de ese periodo, para acabar de una vez por todas con el negacionismo, que es inaceptable», dice.