El republicano Donald Trump intentó este viernes recalibrar su campaña para remontar en las encuestas frente a Hillary Clinton en la lucha por la Casa Blanca, al remover a un cercano asesor y hacer amagues hacia el electorado negro, feudo tradicional de los demócratas.
Paul Manafort, el veterano estratega de 67 años y cabeza de la campaña de Trump, renunció bajo la sombra de un escándalo de corrupción en Ucrania y tras quedar al margen de una renovación de asesores del magnate.
Su salida completa una seguidilla de acciones para frenar la caída de Trump en los sondeos desde la convención republicana en julio.
El miércoles nombró a Steve Bannon, un ejecutivo de un medio de noticias ultraconservador como director ejecutivo, y a la veterana encuestadora Kellyanne Conway, como jefa de campaña, en el segundo reacomodo en dos meses y que pretende marcar un nuevo tono luego de sus garrafales errores.
El jueves, el magnate inmobiliario sorprendió a muchos cuando se declaró arrepentido de las palabras hirientes que ha pronunciado en la carrera electoral.
Y el viernes su campaña emitió el primer anuncio televisivo, visitó Luisiana, el sureño estado afectado por fuertes inundaciones, e intentó persuadir a los negros de votar por él.
Algunos republicanos anuncian una nueva era en la campaña de Trump.
«Las señales tempranas muestran que Donald Trump 3.0 va a funcionar mucho mejor de lo que lo ha hecho en el pasado», dijo el exdirector del Comité Nacional Republicano, Michael Steele a la televisora MSNBC.
¿Qué diablos tienen que perder?
En Luisiana, Trump comprobó los desastres por las inundaciones junto con su aspirante a vicepresidente Mike Pence. «Obama debería dejar el golf y venir para acá», dijo después.
El presidente estadounidense, de vacaciones en el noreste, anunció que acudirá el martes a las zonas afectadas.
Clinton justificó su propia ausencia en Facebook: «Los esfuerzos de rescate no admiten ninguna distracción».
En un mitin en Dimondale, Michigan (norte), Trump hizo llamados al electorado negro, que mayoritariamente ha votado por Clinton.
«Ningún grupo en Estados Unidos ha sido más perjudicado por las políticas de Hillary Clinton que los negros», dijo, evocando desproporcionados niveles de pobreza, desempleo y escuelas fallidas.
«¿Qué tienen que perder probando algo distinto como Trump? (…) ¿Qué diablos tienen que perder», señaló.
Más temprano, su campaña lanzó el primer anuncio publicitario en TV. El spot de 4,8 millones de dólares fustiga a Clinton por la inmigración clandestina, uno de los temas centrales del aspirante republicano que ha prometido deportar a los 11 millones de indocumentados.
«En el Estados Unidos de Hillary Clinton, el sistema está amañado en detrimento de los estadounidenses», dice el narrador, al evocar la admisión de refugiados sirios y asociando la delincuencia a los inmigrantes clandestinos que, además, se beneficiarían de las prestaciones sociales.
«El Estados Unidos de Donald Trump es el de la seguridad», agrega la voz en off.
Si Trump logra encarrilar su campaña aún está por verse. Según Steele, «hay que dejar de aplicar enfoques electorales estrictamente convencionales a esta campaña y a esta carrera presidencial».
Clinton lidera con 47,2% frente a 41,2% para Trump, según un promedio de sondeos nacionales del sitio RealClearPolitics.com, y marcha adelante prácticamente en todos los estados claves.
Mantener la autenticidad
Manafort, quien había asesorado al expresidente ucraniano y proruso Viktor Yanucovich, fue contratado inicialmente en marzo y quedó al frente de la estrategia de la campaña de Trump después que el candidato removió en junio a su primer director, Corey Lewandowski.
El asesor político intentó convertir al inquieto magnate de 70 años, que no ha ocupado un cargo electivo en su vida, en un candidato más asequible a la mayoría de los votantes.
Pero una serie de polémicas y metidas de pata -especialmente los choques con los padres de un capitán estadounidense musulmán que murió en combate en Irak-, hundieron al aspirante republicano en los sondeos.
Trump «no ha sido un candidato que puede ser acorralado», dijo Steele.
Su nueva jefa de campaña, Kellyanne Conway, prometió que se asegurará «que Donald Trump esté cómodo estando en su propia piel, que no pierda su autenticidad».
Los lazos de Manafort con el proruso Yanucovich se convirtieron en una distracción para Trump, que ha generado olas por su cuenta con sus palabras de admiración hacia el presidente ruso Vladimir Putin y su sugerencia de que Rusia debería piratear los correos electrónicos de Clinton.
Autoridades ucranianas sostienen que más de 12 millones de dólares sucios eran destinados para -aunque no necesariamente fueron recibidos- Manafort, quien negó las acusaciones. Pero la campaña de Clinton se abalanzó contra la renuncia de Manafort.
«La campaña de Trump se puede deshacer de Manafort, pero eso no termina la extraña relación entre Trump y Putin», dijo el jefe de campaña, Robby Mook en un comunicado.