Donald Trump lanzó un ataque desenfrenado contra los medios por reportar «mentiras» sobre las acusaciones de acoso sexual en su contra, mientras la primera dama Michelle Obama contraatacó acusando al candidato republicano a la Casa Blanca de tener una conducta de «predador sexual».

Michelle Obama salió a la arena política a 26 días de que los estadounidenses vayan a las urnas para escoger al sucesor de su marido para condenar la «vergonzosa» conducta del magnate.

«Esto no es normal. Es vergonzoso. Es intolerable», dijo en un mitin a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton en New Hampshire (noreste).

Pero Trump apareció poco después en el estado clave de Florida (sur) para tachar a sus acusadoras de «terribles mentirosas» y señalar a los medios de regar falsedades para desprestigiar su candidatura.

Las acusaciones de al menos seis mujeres han salido a la luz en reportes del New York Times y otros medios, la mayoría publicados luego que Trump negara haber atacado sexualmente a mujeres, en declaraciones realizadas el domingo durante el debate con Clinton.

Las mujeres que acusan a Trump, que incluyen a una reina de belleza, una periodista y una vendedora, contrarrestaron esa versión, afirmando que el magnate las tocó y besó sin su consentimiento.

Abajo en las encuestas y abandonado por los peces gordos de su partido, Trump lanzó un duro discurso en el que negó los hechos señalados.

«Estas acusaciones maliciosas sobre mí de conducta inapropiada con mujeres son total y absolutamente falsas. Y los Clinton lo saben muy bien», dijo Trump ante un público principalmente blanco y de mediana edad, su base electoral, en West Palm Beach (Florida, sureste).

«Son pura ficción. Y son mentiras totales. Esos eventos nunca ocurrieron», añadió, alegando ataques «orquestados por los Clinton y sus aliados en los medios».

Su equipo legal amenazó con denunciar al New York Times por «difamación», pero el prestigioso diario se negó a retractarse, lo que abre la vía de los tribunales.

Predador sexual

Las nuevas acusaciones surgen en un momento complicado para la campaña de Trump, tras la difusión el viernes de un video en el que se jacta con un lenguaje vulgar de agarrar a mujeres por sus genitales.

Trump pidió disculpas y ha minimizado los comentarios tratándolos como «conversación de vestuario».

Pero esa afirmación probó ser demasiado para la primera dama, quien se dijo «sacudida hasta la médula» por los comentarios de Trump.

«Esto no fue una conversación de vestuario. Esto fue un poderoso individuo hablando libre y abiertamente sobre su conducta de predador sexual», afirmó.

Abogada graduada en la prestigiosa Universidad de Harvard, la esposa del presidente Obama fue una de las estrellas de la convención demócrata al pronunciar un discurso sobre la trayectoria de la población negra en Estados Unidos, pero la indignada furia que mostró este jueves electrizó a la multitud, enviando un mensaje de hermandad entre mujeres ante el sexismo y la violencia de género.

«No importa a qué partido pertenezcas -Demócrata, Republicano, independiente-, ninguna mujer merece ser tratada de esa forma. Nadie merece este tipo de abuso», afirmó.

Su lengua por mi garganta

Las acusaciones de Trump dibujan un patrón de comportamiento sexual inapropiado durante años.

Jessica Leeds, quien ahora tiene 74 años, afirmó que hace casi tres décadas, Trump se aprovechó de su proximidad en los asientos durante un vuelo para manosearla.

«Era como un pulpo. Sus manos estaban en todas partes», dijo al New York Times.

La asistente de un fotógrafo indicó que Trump le tocó el trasero en el hotel Mar-a-Lago, propiedad del millonario en Florida en 2003, y una reportera de la revista People acusó a Trump de besarla por la fuerza durante una entrevista en ese lugar en 2005, mientras su esposa Melania estaba en una habitación cercana.

«Trump cerró la puerta. Me volteé y en segundos él me estaba empujando contra la pared y forzando su lengua por mi garganta», dijo Natasha Stoynoff.

Trump rechazó de plano la acusación de Stoynoff.

«Mírenla, miren sus palabras. Ustedes me dirán qué piensan. No lo creo», dijo el magnate.

Si son o no ciertos, a Rok Lager, un seguidor de Trump, las denuncias lo tienen sin cuidado.

«Seguro que era un millonario playboy, pero no es Silvio Berlusconi», matizó este técnico en informática de 49 años tras escuchar a Trump en West Palm Beach.

Amenaza a la libertad de prensa 

Clinton, de visita en su oficina de campaña en San Francisco (California, oeste), se refirió brevemente a la virulencia de la campaña.

«No podemos dejar que este pesimismo, esa oscura y divisiva y peligrosa visión de Estados Unidos se afiance en los corazones de nadie», dijo.

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Trump se ganó otro crítico este jueves, cuando el Comité para la Protección de los Periodistas, advirtió que la elección del magnate a la presidencia de Estados Unidos representaría «una amenaza a la libertad de prensa» en el país, con repercusiones en el exterior.

«A través de sus palabras y acciones como candidato a presidente de Estados Unidos, ha traicionado continuamente los valores de la Primera Enmienda» constitucional, que garantiza la libertad de prensa, señaló en una nota la presidenta de la junta del CPJ, Sandra Mims Rowe.