Coachella, Estados Unidos. La vida de Emilio López Bautista ha sido igual en los últimos 30 años: se levanta todos los días antes del amanecer para trabajar en los campos de California y ganarse un sueldo honradamente para comprar su casa y mantenerse alejado de problemas.



Pero este hombre de 66 años, que entró a Estados Unidos ilegalmente desde México con su esposa y seis niños, dice que nada es seguro o predecible. Y vive en constante pánico de que él o alguno de sus familiares sea víctima de la represión migratoria impulsada por el presidente Donald Trump.

«Mucho temor desde que uno sale de la casa a trabajar en el campo, uno se levanta a las 5 de la mañana a trabajar y siempre algo puede suceder en el camino y uno va pensando en eso siempre», dijo a la AFP López, que vive en el Valle de Coachella, una rica región agrícola del sur de California que es hogar de decenas de miles de indocumentados empleados como peones.



Explicó que desde que las políticas de Trump fueron develadas la semana pasada, la ansiedad se ha esparcido como el fuego entre los miembros de la comunidad.

«Yo me siento muy triste, hay veces que ni duermo en la noche pensando en eso», dijo su esposa Prudencia, de 65 años.

«Nunca pensé que esto pasaría, la mera verdad… Tengo a mis dos hijos sin papeles y tienen hijos, yo soy mayor y si sacan a su papa, ¿con quién se van a quedar mis nietos? Yo no puedo», expresó

Ahora la familia López es más cuidadosa con el dinero en caso de que sean deportados y la pareja intenta aparentar tranquilidad frente a sus nietos.

«Hay que ahorrar para que el día que lo agarren no quedar en México ahí» sin dinero. «Y las únicas oportunidades son el campo donde no entra la policía o la ley federal, en México no hay oportunidades, este es nuestro hogar», siguió.

Las nuevas reglas de deportación de Trump amplían enormemente las facultades de la autoridad migratoria, permitiendo que agentes federales busquen, arresten y deporten a aquellos en el país sin papeles, sin importar si tienen o no antecedentes penales.

– Montaña rusa –

Trump asegura que sus nuevas políticas son necesarias para proteger al país de gente que «representa una amenaza significativa a la seguridad nacional y pública».

Expertos coinciden, sin embargo, que el nivel de crimen entre inmigrantes es mucho menos que entre los nativos estadounidenses.

Los defensores de los derechos de los inmigrantes han denunciado que esta postura se traduce en una cacería de brujas de 11 millones de personas que viven y trabajan ilegalmente en el país, la mayoría mexicanos.

Pero están movilizados para contraatacar.

«Estamos en una montaña rusa con este nuevo gobierno», dijo Luz Gallegos, directora de programas comunitarios del TODEC Legal Center, una organización defensora de los inmigrantes en California.

«Hay mucha incertidumbre, la gente viene buscando una palabra que los tranquilice, pero no tenemos nada que decir. Incluso los defensores están viviendo día por día», siguió.

Gallegos dijo que grupos como TODEC vienen trabajando sin parar desde que Trump fue electo en noviembre pasado para incentivar a la comunidad a conocer sus derechos –como el de permanecer callado y el de un abogado– en charlas gratuitas, en las que igualmente se recomienda a quienes tienen residencia permanente aplicar a la nacionalidad.

– Rezando por un milagro –

Samantha Yanez, de 21 años, es una estudiante universitaria que entró a Estados Unidos ilegalmente con sus padres y dos hermanos cuando tenía seis. Hoy tiene el estatus especial DACA, que por ahora la protege de deportación, pero teme que sus padres puedan ser deportados a México y desconfía de cualquier oficial de la ley.

«Fui a correr el otro día y vi las luces de un carro de policía en mi ruta a casa y me dio tanto miedo que dudé en seguir», expresó. «Soy mucho más cautelosa ahora. Por ejemplo, si tengo una luz del auto rota antes decía ‘la arreglo mañana’, pero ahora, como alguien me dijo, ‘no le des excusas para que te paren».

La policía de Coachella ha pedido a los vecinos que no desconfíen, que su intención no es hacer redadas.

«Los inmigrantes representan esta comunidad, hacen esta comunidad y queremos estar seguros que nos llamarán si nos necesitan», explicó a la AFP la asistente del jefe del cuerpo policial, Misty Reynolds.

Muy devotos, a muchos en la comunidad no les queda otra que rezar y pedir que Trump tenga una revelación y baje un poco la guardia. Gallegos dijo que los grupos de oración crecen cada día.

«La gente está rezando constantemente, estamos esperando por un milagro… pero solo Dios puede hacer tanto», subrayó.